Jorge Francés - RUIDO BLANCO

Gin-Kas

«Se acabó la gaseosa. Es el momento de que Mañueco se haga líder, le pida a Herrera aquel espejo y decida en qué PP prefiere reflejarse»

Jorge Francés

Ni Alberto Núñez Feijóo ni Íñigo Urkullu beben alcohol y quizá por eso se han convertido en diques previsibles ante los desperfectos imprevisibles que deja el temporal de pandemia. Las elecciones autonómicas en Galicia y el País Vasco han refrendado la necesidad de estabilidad para afrontar esta crisis, la urgencia ciudadana de líderes políticos a los que poder aferrarse sin escurrirse a mitad de tormenta. «Nunca confío en un hombre que no bebe» decía John Wayne, pero aquello era el lejano oeste. Aun así el PNV, el nacionalismo moderado, no es abstemio como Urkullu y bebe gin-kas. Es la copa preferida de su presidente Andoni Ortuzar. Un clásico irreverente casi revolucionario, de verbena de aldea y clasismo conservador. Así de primeras, a mí también me costaría fiarme de alguien que no pida una copa, la elección de una bebida para celebrar o templar ánimos cuenta más del otro que muchas conversaciones. Un vasco que bebe gin-kas podrá ser muchas cosas pero sobre todo es un vasco.

Alfonso Fernández Mañueco tardó unos pocos minutos en alinearse entre los barones moderados, aunque el único barón sea Feijóo y quizá el único PP. Sin embargo, el presidente de Castilla y León es de esos que se escurre en la equidistancia. Durante la extraña campaña electoral participó en un acto en Galicia y en otro en País Vasco. En Orense reivindicó el centrado PP auténtico y en Barakaldo aseguró que la coalición PP y Cs era el futuro. Apuestas incompatibles. Pero bien es cierto que en campaña hay que decir lo que hay que decir y Mañueco es de Feijóo, de Pablo Casado y hasta de Igea. Lo que votaron el domingo fue la autenticidad y esencia, la rutina acogedora más que la gestión o propuestas. Ideas sólidas y experiencia. Que cada uno cumpla su papel y se olvide de aventuras. Ciudadanos solo es útil si ocupa el centro bisagra. Podemos se disuelve porque su espacio político era la nada radical y el nacionalismo de izquierda cuyos originales son BNG y Bildu. Aviso a navegantes. Se acabó la gaseosa. Es el momento de que Mañueco se haga líder, le pida a Herrera aquel espejo y decida en qué PP prefiere reflejarse.

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