Jorge Francés - RUIDO BLANCO

Chicharras

«Ni es música ni es ruido, algo así como el reguetón de los insectos. Cantos inútiles como las intervenciones de los políticos en el Congreso de los Diputados»

Jorge Francés

Hastío, calor y recorte añil entre pinos. Chicharras para las tardes pegajosas de verano que ahuyentan el silencio. Las chicharras estridulan, que ya suena desagradable, en un recital estruendoso y machacón que resulta incomprensible. Ni es música ni es ruido, algo así como el reguetón de los insectos. Cantos inútiles como las intervenciones de los políticos en el Congreso de los Diputados. Terminó la Comisión para la Reconstrucción y acabó en lo previsible, es decir, sin acuerdo. No importa que los portavoces de los partidos repitieran insistentemente que los ciudadanos no entenderían que no se consiguiera un gran pacto. Que sería una falta de responsabilidad, un no estar a la altura, hasta un fracaso histórico dijeron. Pues eso. Han estridulado casi dos semanas sus propuestas para terminar, como siempre, en el vacío espeso de la discordia.

Durante dos meses escucharon a más de un centenar de comparecientes relatar el horror, la impotencia, el olvido, la incomprensión y la imprevisión que provocó la pandemia en esta España huérfana de grandes pactos para las reformas estructurales siempre pendientes. Contuvieron la respiración y sintieron húmedos los ojos como nosotros, los que seguimos las sesiones creyendo estar cimentando de nuevo. Pero el corazón del político se enfría al repasar el argumentario. Crispación vergonzante que no hace pie en la tragedia. La ideología es ahora una barrera excluyente que no permite ni cesiones ni empatía. Chicharras de partido encadenando horas de palabras huecas.

Dicen los socialistas que hicieron lo posible (con la derecha no hay mercadeo) y los populares, como los malos estudiantes, que hasta el día veintidós de julio que las conclusiones llegan al pleno del Congreso queda tiempo. Como quedaba en las repeticiones electorales, en las investiduras fallidas y en las alternativas al estado de alarma. Nunca firman nada quienes casi alcanzan acuerdos. El resto son excusas. La política útil y responsable lleva de siesta desde la Transición en esta España herida entre desvelos de sudor de sobremesa. Tedio. La esperanza agoniza bajo el ruido del desacuerdo.

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