Antonio Piedra - No somos nadie

Irreconocibles

«Lo inaceptable e incoherente es que un líder como Francisco I, desde la Catedra de Pedro, juegue al despiste durante la Pasión de Cristo»

Desde Castilla y León, donde la Semana Santa respira arte y contención sacra, el atentado de Bruselas nos ha dejado perplejos y sin esperanza de resurrección. Todos hemos visto en paralelo procesiones a rebosar, y también la comitiva de Bruselas que se parece -en lo raquítico y escasa contundencia- a los séquitos que se montaban en España para pasear en carroza fúnebre a las pobres víctimas del terrorismo. Una hipocresía copiada por los políticos europeos y que, ay, bendicen los líderes cristianos con razones jesuíticas. Irreconocibles ya ante un demócrata devoto o normal.

Los terroristas han ganado la batalla mediática . Los que mandan, ignoramos por qué, deben sentir fascinación por la contundencia criminal y yihadista. Causa pavor comprobar cómo se repiten las mismas estupideces y argumentos ominosos por radio y televisión, en directo y en diferido, en tertulias bulliciosas y en silencios espesos, por twitter masivo o por el Facebook de gran hermano. Asco de tanta vomitona rebosante y letrinera. Los políticos belgas -empezando por el Rey, siguiendo por el primer Ministro, continuando por el último eurodiputado, y terminando con las cúpulas de la policía y del ejército-, han demostrado incapacidad clamorosa, engaño culpable, eficacia nula, y una indolencia supina hacia sus ciudadanos.

Increíble que los derechos de los terroristas se confundan con los postulados de la libertad ciudadana, que se haya hecho caso omiso de las advertencias internacionales que señalaban con pelos y señales a los criminales yihadistas amparados por Bruselas, que sabiéndolo no se vigilaran todos sus pasos porque era de noche y sin embargo llovía, que no se detuviera al autor de la masacre de París viviendo el angelito a escasos metros de una comisaria , y que sin mover un solo dedo se llegara a una masacre tan esperada. Y encima nadie dimite , y si dimite no se le acepta porque aquí paz y canallada de gloria.

Pero esto, procediendo de políticos irresponsables como los belgas, resulta comprensible. Lo inaceptable e incoherente es que un líder como Francisco I, desde la Catedra de Pedro, juegue al despiste durante la Pasión de Cristo tanto en el lavatorio de los pies como en las homilías santas. Para el Papa jesuita -más político que la troika comunitaria- la culpabilidad de Bruselas recae en «los fabricantes y traficantes de armas», en los malos cristianos, y en la falta de «misericordina» en las farmacias. En consecuencia, los jesuitas, capitaneados -imaginamos- por el prepósito Nicolás Pachón, pidieron el Viernes Santo «Entender y comprender el Islam». Alucine apocalíptico, pues en el libro de las revelaciones de Juan se advierte que ojo con «las obras de los nicolaítas» y pirojo con la desidia de quienes se pasan por el arco de triunfo «tu primera caridad» que son los próximos en la fe.

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