Tiempo

El invierno de las mil caras: sequía en El Bierzo mientras Burgos ha sufrido riesgo de desbordamientos

El primer frente con lluvia del invierno rompe la tendencia de una estación «muy fría y seca» con abuntantes nieblas, e incluso incendios

El embalse de Bárcena, en El Bierzo, está a menos de un tercio ICAL

I. JIMENO

¡Y llegó la lluvia! ¡Y la nieve! Momento ¡por fin! de abrir los paraguas, de calzarse las katiuskas e incluso de poder hacer unas bolas. Los charcos han vuelto y el blanco del hielo ha dejado paso en numerosos puntos de Castilla y León al de la nieve. Han tardado, y mucho, en hacer acto de presencia. Hasta que los «potentes» anticiclones que se habían instalado en la Península han dicho adiós tras dejar una estela de un invierno más que seco «muy seco». Y es que «en muchos» lugares de Castilla y León «ni siquiera» había caído una gota desde mediados de diciembre, apunta Jesús Gordaliza, jefe de Predicción y Vigilancia de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Castilla y León.

Este jueves comenzó a entrar un frente Atlántico, excepto en el extremo norte de la Comunidad, coincidiendo con las zonas montañosas de León, Palencia y Burgos, y «algo» en el Sistema Central, en la práctica totalidad de la Meseta los pluviómetros no han hecho más que acumular polvo, pues «o se han registrado datos muy poco significativos o inapreciables».

De ahí la preocupación de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) ante una situación de «alerta» en la que, a la espera de cómo evolucionen las precipitaciones en los próximos días, están «estudiando la petición de declaración de zona de sequía» por parte del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Aún así, en parte están «tranquilos» porque aún es enero y queda por delante el resto del invierno y la primavera, que suelen ser las estaciones húmedas. Además, en esta época se requieren para abastecimiento de la población y el mantenimiento de los caudales ecológicos. En este sentido han ido alguna de las medidas adoptadas para intentar mantener lo más llenos posibles los vasos, como reducir los caudales ecológicos «a la mitad» donde «no supone peligro» para la fauna.

Además, han hablado con los regantes y están previstos nuevos encuentros, pues el verano y la mayor demanda de líquido para la irrigación de las plantaciones sí requiere de más reservas. Entre los agricultores, también preocupación e incertidumbre por el daño que ya han sufrido los cereales de invierno sembrados , que han encontrado muchas dificultades para nacer, y por cómo afrontar la siembra de los cultivos de regadío con las dudas sobre la disponibilidad de agua de cara al estío.

De hecho, reconoce el director técnico de la CHD, Alfredo González, lo que «sí nos preocupa es que no llegásemos a llenar» algunos embalses. La situación no es igual en todos . El segoviano del Pontón Alto, a los pies de la sierra de Guadarrama, puede considerarse la envidiada en la «familia» del Duero, pues está al 96,6% de su escasa capacidad de 7,4 hectómetros cúbicos e incluso podrían tener que desembalsar si hay previsión de muchas avenidas para evitar «inundaciones».

El embalse de Requejada, al 10%

Pero hay otros que piden agua a gritos. El de Requejada, en Palencia, no llega al 10% de sus reservas, su compañero en el sistema Pisuerga palentino de Cervera-Ruesga se ha encogido hasta el 22,1 por ciento. En la misma provincia, los del Carrión lloran por recibir más reservas: Camporredondo no alcanza el 12% de su capacidad y Compuerto, el 15. Y más al norte, el panorama no mejora. Los cuatro del Duero en León no llegan al 40 por ciento, con el de Villameca al 17,3 de su capacidad.

En esta provincia, donde también se adentra la Cuenca del Miño-Sil, los embalses de Bárcena, Matalavilla y Las Rozas han visto menguar sus reservas a menos de un tercio de su capacidad . En el último, hasta un exiguo 6,3. Una situación que hace unos días llevó a la Confederación a activar la «prealerta por sequía» en toda la cuenca, que en León afecta a la zona del Bierzo, debido a que las «escasas precipitaciones» han dejado los caudales en niveles «muy inferiores a los normales en esta época del año», aunque con reservas que «no ponen en riesgo el abastecimiento a poblaciones», pero sí hacen «necesario» el «uso responsable».

Y en este invierno «loco» y de mil caras, mientras en El Bierzo se activaba la prealerta por sequía, a la provincia de Burgos llegaba otra alerta, pero por todo lo contrario: riesgo de desbordamientos -que no se llegaron a producir- por el caudal de los cercanos ríos de la cuenca del Ebro.

Nivel medio de riesgo de incendios

Y otra «luz roja» bien diferente, la de los incendios. El ambiente seco llevó la semana pasada a la Junta de Castilla y León a activar en pleno enero el nivel medio de riesgo de incendios en la provincia de Zamora. No es el único territorio en el que las llamas se han propagado al «calor» del frío. La mano del hombre también ha aprovechado esta inusual época para prender. En la comarca del Bierzo los efectivos se han tenido que desplegar en varias ocasiones para apagar los incendios desatados. Y en la sierra salmantina de Candelario, un incendio ha mantenido en jaque a poblaciones y equipos de extinción durante treinta horas hasta que la lluvia y la nieve lograron extinguir las llamas tras quemar unas 500 hectáreas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación