Investigación «made in» Castilla y León como antídoto frente al Covid

Profesionales de Primaria y hospitales impulsan más de un centenar de proyectos para mejorar la prestación y contener el virus a la vez que se alivia su sobrecarga

La investigadora Rosa Conde, frente a las puertas del Hospital Río Hortega de Valladolid HERAS

H. Díaz

Mientras continúa la frenética carrera por encontrar una vacuna contra el SARS CoV-2, que quizá no llegue con la celeridad deseada -ayer mismo se conocía la reanudación del ensayo clínico desarrollado por la farmacéutica AstraZeneca, interrumpido hace unos días-, reforzar la investigación y prestar mayor apoyo a la ciencia continúan siendo dos de las principales armas para seguir haciendo frente a la Covid. «No hay mejor vacuna que más I+D+i», señaló recientemente el rector de la Universidad de Burgos, Manuel Pérez. Pero no sólo desde las instituciones académicas se están volcando en el impulso de proyectos y estudios para frenar el virus. También desde los propios servicios asistenciales de Primaria y Atención Hospitalaria.

A finales del pasado mes de mayo la Gerencia Regional de Salud publicó una convocatoria extraordinaria y urgente por la que se establecía el procedimiento de selección de candidatos para financiar proyectos de investigación sobre la Covid a desarrollar este año en los centros de Sacyl. Fueron seleccionados para la misma un total de 133 para los que se disponía de un crédito máximo de 345.000 euros, que se suma a la financiación de otras líneas de investigación, ya en marcha, relacionadas con la enfermedad con la idea de ser implantadas cuanto antes en la práctica clínica y, de esta forma, contribuir a contener la propagación del virus y proteger a la población más sensible.

El tabaquismo como factor de riesgo frente al virus, las secuelas de la enfermedad o su afección en pacientes pediátricos con cardiopatías son algunos de los ámbitos en los que se están centrado estos proyectos -a continuación, recogemos cuatro de ellos-con la vista puesta en el paciente, pero también en mejorar la organización de los profesionales y lograr una mayor eficacia y eficiencia de los recursos humanos disponibles. Los investigadores deberán presentar sus conclusiones como muy tarde a principios de año. Algunos de ellos se encuentran en fase inicial, otros más avanzados, los hay más sencillos y de mayor envergadura, pero todos son muestra de cómo los sanitarios se están volcando, pese a la mayor presión asistencial que soportan, en la lucha contra esta pandemia.

Mejor atención y menos carga asistencial

Uno de los proyectos que están más avanzados es el que encabeza Rosa Conde, responsable de la Unidad de Apoyo a la Investigación del Área de Salud Valladolid Oeste. De hecho, esta próxima semana el equipo investigador tiene previsto contactar con los pacientes que participarán en el ensayo. El objetivo es «aportar evidencia científica sobre la eficacia» y «ver cuáles son las dificultades en el proceso de implantación» de una aplicación informática (App) que persigue la mejora asistencial de pacientes con Covid confinados en sus domicilios y a la vez disminuir la carga de Atención Primaria. Hace unos meses Rosa Conde se propuso dar una vuelta de tuerca a una App que ya tenía diseñada para seguir a los pacientes con asma grave y basándose en ella poner en marcha una dirigida a los enfermos Covid. La aplicación, de cuyo desarrollo se ha encargado la empresa Tunstall, permite a éstos -en el caso de ser dependiente, a su cuidador- registrar una serie de variables clínicas para facilitar su seguimiento a distancia por el médico, ya que todos los datos que anotan se transfieren de forma segura a una plataforma a la que tendrán acceso los profesionales.

«Si el médico llama cada dos días a un paciente, pero éste recoge todos los datos dos veces al día, eso proporcionará al profesional más información»

Aclara Rosa Conde que no se trata de suplantar la llamadas de control que a día de hoy se hacen desde Primaria, sino de ser más eficiente en la atención: «Si el médico llama cada dos días a un paciente, pero él recoge todos los datos dos veces al día, eso proporcionará al profesional más información. Así, se mejora por un lado la asistencia a los pacientes pero también se disminuye la carga asistencial». Además, la App dispone de un sistema de alertas, que se activarán «cuando determinados valores sobrepasen lo que se podría considerar normal», y llegarán tanto a la plataforma como al correo electrónico del profesional de referencia. En principio participan en el ensayo cinco centros de salud del Área Oeste (Delicias I y II, Arturo Eyries, Casa del Barco y Laguna de Duero), donde han seleccionado 200 pacientes que utilizarán la aplicación y se compararán con otros 200 a los que se les hace un seguimiento telefónico. El proyecto se extenderá hasta diciembre para presentar los resultados en enero.

La enferméra de quirófano Elena García, frente al Hospital de Burgos, donde trabaja

El aprendizaje de las enfermeras, clave

El pasado marzo, coincidiendo con el inicio del estado de alarma, se produjo la gran avalancha de hospitalización de pacientes. También en Burgos, donde en una sola semana pasaron de 28 a 78 camas de enfermos críticos. Esta situación, recuerda la enfermera quirúrgica Elena García, obligó a incrementar el personal de enfermería movilizando hasta 130 profesionales de otros servicios que se sumaron a las 60 enfermeras expertas en cuidados intensivos. De éstas, muchas trabajaban en quirófanos, que al cesar la actividad quirúrgica programada fueron destinadas al cuidado del enfermo Covid en espacios adaptados, como los propios quirófanos o las unidades de recuperación de anestesia (URPAs). De cómo fue el aprendizaje natural de estas enfermeras en este difícil contexto que requirió de una «revolución en la gestión de recursos humanos y materiales» es de lo que trata el estudio de esta profesional y la enfermera Natalia Pérez Fuillerat.

«Tenemos buenos datos de supervivencia pero el coste profesional ha sido muy alto»

Recuerda que los conocimientos de las enfermeras de quirófano sirvieron mucho a la hora de afrontar el trabajo con los críticos, muchos de ellos intubados, «que de alguna manera nos eran familiares pues nosotros manejamos pacientes conectados a un respirador». Sin embargo, destaca la diferente forma de trabajar a la que tuvieron que enfrentarse: «Las necesidades de recursos materiales se dispararon y eso afecta mucho a nuestro trabajo. Fue un problema muy grande porque aunque no tuviéramos falta de ellos, conseguirlos y gestionarlos fue muy complicado». Para el estudio han seleccionado 25 enfermeras a las que realizarán entrevistas semiestructuradas con preguntas abiertas. Espera esta profesional que los resultados obtenidos les sirvan para diseñar herramientas de formación y gestión más eficaces para afrontar la organización en entornos clínicos complejos como el derivado de esta pandemia. «Creo que tenemos buenos datos de supervivencia pero el coste profesional ha sido muy alto, el desgaste muy amplio y esto se puede mejorar con herramientas que faciliten el aprendizaje de cara a otra situación parecida». Por lo pronto, de forma preliminar detecta la necesidad de contar con una enfermera referente en críticos.

La neumóloga Lourdes Lázaro

El tabaquismo como factor de riesgo

Igual de interesante es el proyecto impulsado por la neumóloga del Hospital de Burgos Lourdes Lázaro. Aunque existen ya diversos estudios a nivel nacional e internacional sobre el tabaquismo como factor de riesgo, la mayoría de ellos se trata, en opinión de la neumóloga Lourdes Lázaro, de investigaciones realizadas de manera rápida «y sin mucho método por la premura de intentar tener los datos». Por eso consideró imprescindible junto a otros cinco compañeros del área de Burgos emprender este proyecto en el que «se analizarán todo tipo de pacientes». Hasta la fecha, añade, las investigaciones «se habían hecho, sobre todo, en enfermos graves. Nosotros, además, seleccionaremos también moderados, débiles y asintomáticos. Todos los que han tenido PCR positiva. Creemos que podemos aportar esa visión más amplia». Para la muestra de este estudio que será retrospectivo-analizarán el periodo comprendido entre marzo y mayo-, revisarán las historias clínicas de cerca de 1.300 pacientes, concreta la doctora, satisfecha también con las recientes restricciones impuestas a los fumadores en calles y terrazas por el factor de riesgo de contagio que supone. Junto a ella trabajan otros cinco profesionales de los hospitales de Aranda de Duero, Miranda de Ebro, así como de la gerencia, con la idea de terminar con la recogida de datos este octubre y comenzar con los análisis estadísticos.

Estudio pionero sobre la vivienda y la transmisión

Analizar cómo las características de la vivienda y las costumbres de las familias influyen a la hora de que haya transmisión intrafamiliar del virus. Este es el objetivo de la investigación encabezada por la doctora Sandra Robles y en el que participa un equipo de médicos pertenecientes al grupo de Inequidades de Salud y Salud Internacional de la Sociedad Castellana y Leonesa de Medicina Familiar y Comunitaria.

La doctora Sandra Robles

Aunque hay estudios al respecto en otros países, «sus condiciones habitacionales son bastante diferentes de las que se pueden dar en la geografía de Castilla y León», recuerda la facultativa. Para el estudio se han seleccionado 200 familias de diferentes puntos de la Comunidad a las que se pasará un cuestionario en cuya validación se trabaja ahora junto a 21 expertos de campos tan diversos como el Trabajo Social, Geografía y Arquitectura, además de la Sanidad. Se centrará en pacientes que pasaron la enfermedad en casa porque a juicio de esta doctora que trabaja en el centro de salud de Valencia de Don Juan, «será relevante en las nuevas oleadas». No quiere aventurar resultados, pero sí recuerda la sospecha que se tiene del papel fundamental que juega en la transmisión «el grado de hacinamiento, el número de baños, la ventilación de la vivienda y la posibilidad de estar en aislamiento real». Aparte de los factores físicos, se analizarán otras circunstancias como las dificultades de aislarse de las familias monoparentales con hijos y las personas cuidadoras.

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