Empresas

Internacionalización: cómo romper barreras con productos «made in Castilla y León»

La Junta quiere que en 2020 más de 6.000 empresas envíen sus productos a nuevos lugares del mundo

Producción de yemas de Santa Teresa en Ávila ICAL

I. TOMÉ

Para toda empresa que entra en el mercado, el primer deseo es subsistir en sus comienzos. Tras pasar esta barrera, el siguiente paso es abrir las miras y, con suerte, exportar su producción a otros países. Ahí es donde entran las ayudas, como el IV Plan de Internacionalización impulsado por la Junta de Castilla y León, un plan que, según el presidente del Ejecutivo regional, Juan Vicente Herrera, se sustenta en la «colaboración» entre organismos, instituciones y las propias compañías para que las marcas «made in Castilla y León» se extiendan a nuevos territorios y se alcancen las 6.000 empresas exportadoras antes de 2020.

El reducido tamaño de las firmas impide muchas veces tener esta la posibilidad de mirar al exterior. Es por eso que, según declaró la consejera de Economía y Hacienda, Pilar del Olmo, supone un «hándicap» para la exportación y es muy importante la «concentración» que se ofrece con este plan para salvar «los desequilibrios» que se dan.

Por esa razón, el IV Plan de Internacionalización plantea siete ejes de acción en las que se sientan las bases de apoyo a las compañías: la promoción internacional, la captación de inversiones, la cooperación empresarial e institucional, información y asistencia individualizada, formación y capital humano, la red exterior y la financiación.

Almacén de la empresa vallisoletana Hislabor

Respecto a esta iniciativa, el Consejo Regional de Cámaras, uno de los impulsores de la misma, avala los planes de Internacionalización realizados hasta el momento: «El primer plan sentó las bases para abrir las puertas exteriores al tejido empresarial de la Comunidad», afirma Fernando Escobillas, presidente de la institución regional. Según Escobillas, el segundo proyecto sirvió para consolidar «nuestras empresas en el exterior» y abrir las puertas «a la innovación».

El tercero en discordia apostó por «la expansión de mercados, la cooperación de todos los agentes integrantes y el del afianzamiento de las empresas en el mercado global con una visión única», mientras que este último trata de mirar más allá y quiere «afianzar la cuota de mercado y atraer inversión exterior».

Las más pequeñas

Según afirma el presidente del Consejo, la conquista de nuevos mercados «resulta atractiva y complicada al mismo tiempo, pero los agentes estamos dispuestos a inyectar confianza y ayuda a todas las empresas, sobre todo a las más pequeñas»

El mejor ejemplo de que la exportación es una de las claves de despegue de las compañías en Castilla y León es ver el éxito de empresas que ya lo hacen en este momento en Castilla y León. Ese es el caso de Bodegas Félix Sanz , una empresa fundada en 1934, en una bodega del siglo XV emplazada en la localidad vallisoletana de Rueda y que se dedica sobre todo a la elaboración de vinos blancos, más concretamente verdejos.

La firma cuenta actualmente con 6 empleados , aunque en momentos puntuales se aumenta la plantilla, como en épocas de vendimia, y tiene una facturación de 600.000 - 800.000 mil euros anuales, de los cuales mucha culpa tienen las exportaciones: «Decidimos dar el paso a mediados de los años noventa, justo cuando el mercado en España tuvo un momento donde parecía saturado en lo que a vino se refiere y comercializar en el extranjero se convirtió en la alternativa. Afortunadamente, la fama del vino español nos precede en el mundo por lo que fue un proceso relativamente fácil dada la enorme aceptación de los caldos», afirma el propietario de la bodega, Albert Ustrell. «Actualmente exportamos a 16 países, siendo Alemania y Suiza nuestros principales mercados ».

Bodega Félix Sanz

Una exportación que les ha permitido seguir creciendo y lograr posicionar sus vinos en el extranjero, aunque descartan crear alguna sede en otros países: «Un vino refleja el carácter determinado de la zona, en nuestro caso Castilla y León, por lo que abrir fuera de nuestras fronteras significa hacer algo totalmente diferente», con lo que, por el momento, seguirán centrados en la «consolidación y la constante mejora».

Además del vino, la gastronomía de Castilla y León tampoco se queda en los límites de nuestra Comunidad, sino que es conocida en todo el mundo y muchos países quieren productos típicos de aquí. Es el caso de Santa Teresa, una empresa gourmet con más de 150 años de experiencia en la elaboración de recetas tradicionales. Desde dulces carne de membrillo, gazpachos, cremas, huevo hilado, mermeladas y, por supuesto, sus famosas Yemas de Santa Teresa. Actualmente todo se exporta al exterior, una decisión que, como explica la directora general de Santa Teresa, Isabel López, se tomó «tras unos primeros acuerdos puntuales en 2012, coincidiendo con la profunda crisis de consumo que se vivía en España». En ese momento, apostaron por el crecimiento internacional, y se formalizó un Plan de Expansión «respaldado por un departamento que actualmente cuenta con 3 personas». Actualmente, los productos de la fábrica abulense llegan a una veintena de destinos, entre los que se encuentran Reino Unido, Estados Unidos, Alemania o Bélgica , y estas exportaciones suponen un siete por ciento de la facturación total, lo que ha contribuido «favorablemente al crecimiento de la compañía» y que demuestra ha demostrado que la diversificación «tanto de productos como de mercados es especialmente importante para la estabilidad de una compañía».

A día de hoy, con 70 empleados fijos distribuidos entre las instalaciones localizadas en Ávila y los centros gastronómicos de la capital abulense y Madrid, la firma quiere «seguir creciendo» y asentarse en los mercados en los que están presentes, con lo que a corto plazo «no tenemos pensado crear ninguna sede en el extranjero».

Los productos que más demandan desde fuera son los gastronómicos, como el vino de las D.O. y los productos típico de la Comunidad.

Y, por supuesto, no todo es gastronomía en la Comunidad. El ejemplo lo encontramos en la empresa Hislabor S. A , una compañía dedicada a la fabricación y distribución de complementos para la confección y la mercería, una empresa que nació hace 31 años «porque entendimos que existía una demanda en el mercado que no estaba lo suficientemente satisfecha», apunta su director, Eduardo Carretero. La firma dio el paso para exportar «en el momento en que vimos que era muy complicado aumentar las ventas en el mercado español. Una decisión acertada ya que nos ha aportado un incremento de las ventas, en la mejora de la producción y en el desarrollo de nuevos productos». Incluso, esta compañía que en su planta de la localidad vallisoletana de Tordesillas cuenta con 98 trabajadores, factura 15 millones de euros gracias a su internacionalización, ya que decidió ampliar su marca y estableció una sede en Guangzhou (China).

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