Educación

Inmersión en el pasado: un grupo investigador tras las huellas de Ricobayo

El proyecto, Premio ‘Florián de Ocampo’, aborda las raíces culturales de las poblaciones sumergidas en el embalse zamorano

Imagen aérea del embalse ABC

C. Rosado

La proeza técnica de la presa de Ricobayo, en Zamora -la más grande de Europa en los años 30 del Siglo XX- significó también que se sumergieran bajo el agua y en la gran memoria colectiva los territorios de las modestas poblaciones zamoranas que quedaron anegadas. Un proyecto de un grupo de investigadores de la Universidad de Valladolid pretende rescatar y poner en valor la cultura y la ocupación del territorio que allí se dio antes del embalse y ha obtenido el Premio de Investigación 2021 del Instituto de Estudios Zamoranos ‘Florián de Ocampo’ (órgano asesor de la Diputación de Zamora y vinculado al CSIC).

«La construcción del embalse de Ricobayo. Expedientes de expropiación y poblaciones desaparecidas: La Pueblica, Palacios del Pan y San Pedro de la Nave» está dirigido por José Ramón Sola Alonso, profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UVA. El Grupo de Investigación Reconocido ‘Patrimonia’ (Patrimonio, Arte, Arquitectura, Ciencia, Técnica, Ingeniería e Historia) está formado por los investigadores de la UVA Eduardo González Fraile, Luis Carlos Martínez Fernández, la estudiante de Arquitectura Cristina Pérez Valdés y el ingeniero Félix Daroca Santos, un equipo multidisciplinar que desarrollará su propuesta en los próximos nueve meses.

José Ramón Solá, profesora de la UVA e investigador principal del proyecto galardonado

Sola explica que «Ricobayo son muchas cosas: es la presa, la vertiente técnica, la situación actual y también ese patrimonio oculto» y que la propuesta del proyecto «es transversal para ser atentos a todas las circunstancias de esas poblaciones en términos culturales que desbordan la mera piedra; la condición geográfica es muy importante, como lo es la histórica, la sociológica o la económica».

Colonización fronteriza

Para Sola, «se trata no tanto de poner en valor la proeza técnica de la presa y embalse, sino lo que no se ve, las poblaciones de Ricobayo, ese otro patrimonio que de alguna forma suponía una manera de colonizar el territorio en situaciones casi fronterizas, en una época en que esos pueblos son todo un valuarte de patrimonio inmaterial» y esos otros componentes de la vida antes del embalse: «Son las cañadas, las carreteras, los caminos, la forma de vivir en ese momento y que obedece a una cultura popular». Todo ello se contextualizará.

Las obras del embalse se inician en 1929 y acaban en 1931, para en 1932, empezar ya a enviar electricidad hacia Bilbao y Salamanca, y después satisfacer las demandas del noreste, Pirineos y centro de la Península. Para ello tuvo que suceder el «sacrificio» de esas poblaciones que fueron expropiadas a sus vecinos. Los investigadores rastrearán documentalmente el proceso a través de fondos de archivos como el de Iberdrola en Zamora y el General de la Administración (Alcalá de Henares). Se trata de generar conocimiento científico a la vez que memoria cultural: «Solo desde el conocimiento profundo somos capaces de rescatar en términos contemporáneos lo que son los valores de esa ocupación territorial», apunta Sola.

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