«Imprescindible» López Cobos
El recuerdo del director zamorano se instala en el Centro Cultural Miguel Delibes con una exposición que rememora su trayectoria, plagada de éxitos

«En contra de lo que se suele afirmar, lo cierto es que sí hay personas que son imprescindibles. Lo son aquellas que tienen la capacidad y el don único de proporcionar a los demás algo nuevo y diferente, de abrir caminos que invitan a la reflexión en el marco de la pura experiencia estética. Y Jesús López Cobos era una de esas personas», escribe el archivero de la OSCyL, Julio García Merino, coordinador de la exposición en homenaje al músico toresano. Instalada en el vestíbulo del Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid, a unos pasos de la sala sinfónica, que acaba de bautizarse con el nombre del director fallecido el pasado 2 de marzo, la muestra repasa (hasta el próximo otoño) una trayectoria jalonada de éxitos en el ámbito nacional e internacional y resumida en el título con dos palabras: «Pasión y razón».
La huella que dejó Jesús López Cobos (Toro, Zamora, 1940-Berlín, 2018) en la OSCyL resulta mucho más profunda de la que podría esperarse de alguien que no ocupó el podio como titular, sino como director invitado, primero, y emérito, desde 2013.
Recuerda García Merino en el texto que aporta a la exposición aquella primera comparecencia con la Sinfónica regional, en 2004, «cuando la formación se enfrentaba a unas complejas condiciones de trabajo», con el Auditorio en construcción, ensayos «en un destartalado Lope de Vega» y conciertos en el Calderón. «Sin embargo, en una entrevista concedida en aquellos días, el maestro mostraba su satisfacción ante la calidad y el entusiasmo que había encontrado en la OSCyL, así como su deseo de volver... cuando pudiera contar con unas condiciones de trabajo idóneas».
Ya con el viento a favor en el Centro Cultural Miguel Delibes, volvió en 2009. «A partir de ese momento la relación de Jesús López Cobos con nuestra orquesta fue creciendo e intensificándose, al tiempo que comenzaba a forjarse una complicidad artística y humana que culminó con su nombramiento como director emérito de la OSCyL», rememora el coordinador de la muestra organizada por la Junta de Castilla y León.
Además de un retrato del homenajeado realizado para la exposición por el pintor salmantino Miguel Elías, «Pasión y razón» reúne fotografías, programas de mano, discos, textos de homenaje, reproducciones de páginas de periódico y paneles que refrescan algunos de los hitos de la trayectoria del músico. Entre ellos, el ser «el primer director español que se ha subido al podio de la Scala de Milán, del Covent Graden de Londres, de la Ópera de París y del Metropolitan de Nueva York».
El relato expositivo se detiene en su periplo internacional: director musical de la Ópera de Berlín (1981-1990), director artístico de la Sinfónica de Cincinnati (1986-2001) y de la Orquesta de Cámara de Lausana (1990-2000). Sin olvidar su trabajo en el ámbito nacional: director de la Orquesta Nacional de España (1984-1988), director musical del Teatro Real (2003-2010), titular de la Sinfónica de Madrid (2003-2010) y director principal invitado de la Sinfónica de Galicia (2010-2013). Todo ello salpicado con reconocimientos como el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en su primera edición (1981), la Cruz al Mérito de la República Federal Alemana (1989), La Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (2001) o el Premio Castilla y León de las Artes (2012).
La exposición recoge otros testimonios, como el del responsable de los coros de Castilla y León, Jordi Casas, quien destaca de López Cobos, además de la «gran capacidad de trabajo», su «fidelidad a la obra original», su «actitud de servicio a la voluntad del creador de la obra». O el del compositor Lorenzo Palomo, autor de las últimos obras grabadas con la OSCyL por el zamorano, con quien colaboró en la Deutsche Oper de Berlín durante nueve años en los que constató «una facilidad innata en el arte de dirigir una orquesta».
Precisamente su producción discográfica ocupa un lugar destacado en la muestra, una faceta a la que trasladó su interés por recuperar obras escasamente difundidas y que le valió una nominación a los Grammy, en 2003, por su grabación con la Orquesta de Cincinnati de las Danzas fantásticas y la Sinfonía sevillana, de Turina, e Iberia, de Debussy.
La «pasión» del músico zamorano le llevó también a afrontar retos a los que pocos se han enfrentado: «El 22 de junio de 2013 Jesús López Cobos dirigió las nueve sinfonías de Beethoven en un maratón de 12 horas que se celebró en el Auditorio Nacional de Madrid». Cuatro orquestas ejecutaron el extenso programa, que se abordaba por primera vez completo en España, pero en el atril no fue necesario el relevo a la batuta.