Antonio Piedra - NO SOMOS NADIE
Ikea kompra Podemos
Ahora ha sido Podemos quien devuelve el favor a Ikea calcando diseños, productos y resultados contables para cumplir objetivos en la campaña electoral
No se líe con el título. Es como un número capicúa. Da igual leer de izquierda a derecha que Ikea kompra Podemos, o de derecha a izquierda que Podemos kompra Ikea por catálogo de dos en uno. También se trata de una feliz simbiosis. La prueba fehaciente la facilitó la multinacional sueca el 4 de diciembre de 2015, 16 días antes de las elecciones generales que nos condujeron de patitas a éstas. Todo el mundo recibimos el siguiente twitter firmado por los chicos de Ikea: «Podemos darte las gracias por ayudarnos a cumplir objetivos». No decía: te damos las gracias por cumplir objetivos, que es lo normalico en gramática, sino «Podemos darte»… que es lo retórico, y que equivale a encomendarse a Dios padre en una simbiosis capicúa.
Ahora ha sido Podemos quien devuelve el favor a Ikea calcando diseños, productos y resultados contables para cumplir objetivos en la campaña electoral. Ambos se encuentran tan a gusto de haberse conocido que ninguno se atreve echar en cara al otro una simbiosis tan provechosa. Hay que admitir que el descaro y golfería de Podemos son portentosos. Eso de defender el leninismo y el chavismo desde el capitalismo de Ikea resulta tan novedoso como los productos de la multinacional que se publicitan como buenos, bonitos y baratos. Imaginamos ya el Twit de Iglesias en la noche del 26J: ¿Ykeamos a hacer sino darte las gracias por ayudarnos a cumplir objetivos?
Esta vez, como en los catálogos de Ikea, nada de banderas republicanas, ni hoces ni martillos, ni colas venezolanas como expresión de la abundancia, ni okupaciones, ni besos con Alexis Tsipras para recabar la dignidad de un pueblo. Nada de eso. Se trata de vender mucho y, además, con alevosía capitalista. Únicamente se admiten flores, sonrisas a porfía, corazones partidos, juventud aseada, Heidi como protagonista, fuera eslóganes crueles, humo suculento a manta, y televisiones en rosa para una felicidad rosada. Como mucho, unas cortinillas en muaré suavísimo al fondo que desvelen sólo un poquito de luz irrevelable.
Pero surge una complicación: el montaje final del producto Ikea. Es decir, cómo coños uno arma en casa el mueble que ha comprado en la tienda siguiendo fielmente unas instrucciones que nadie o muy pocos entienden. Para que de ahora en adelante todo se entienda con nitidez -meta la tuerca A en la ranura B, el tornillo c en el hueco D, y así hasta el finito sin que falte un acople-, Iglesias ha propuesto a sus socios capitalistas de Ikea que las instrucciones se hagan siguiendo el Manifiesto Comunista de Marx y Engels. Pide, además, que se añada una addenda en letra muy pequeña: si durante el montaje surgieran complicaciones de orden metafísico, conecte de inmediato con Maduro que se lo montará en un pispás. En fin, que nada tan sencillo como articular un mueble de Podemos como si fuera de Ikea, y a la viceversa.