Ignacio Miranda - Por mi vereda

La moda se hace tapial

@ANYA HOLDSTOCK

I. MIRANDA

Conocemos bien nuestras fortalezas: potencial agroalimentario, capacidad de generar energía, inigualable patrimonio cultural y artístico, una lengua universal y una variedad de paisajes, de la montaña granítica o caliza a la llanura cerealista, que sirve para exteriores de cine y televisión. Pero ignorábamos que podemos ser pasarela ocasional de moda de alto copete, robar protagonismo por un día a las tiendas más exclusivas de Serrano y alrededores, darnos un aire a lo fashion. Más ahora, cuando ya no vive Cuca Solana, la madre real y espiritual de la Pasarela Cibeles, historia viva de la moda española, entre su coleta y el cigarro permanente, o cuando Nati Abascal reinventa su distinción por Instagram, a modo de vocación tardía de influencer.

Porque la inmensa planicie de Tierra de Campos tiene hasta un punto de glamour a decir de los estilistas, sin que los nativos se hayan dado cuenta. Algo que jamás imaginaría el escritor Jesús Torbado, que en su memorable libro «Tierra mal bautizada» describe un recorrido por esta comarca de clima extremo sin apenas manchas de arbolado, donde antaño unas lugareñas pensaban que había envenenado el agua de una fuente al verle usar dentífrico. Pues sí. En su número especial de febrero, la revista Vogue presenta la colección de primavera-verano de Loewe con imágenes captadas en diversos parajes de Villarrín de Campos y Villalpando, en Zamora, al inicio del otoño. Ahí debieron fallar los asesores que no pisan el campo, porque en esas fechas, entre lo que pica el sol del membrillo y lo que molestan las moscas, la sesión fotográfica pudo ser un verdadero suplicio para la modelo, la argentina Cynthia Arrebola.

Unas horas anduvo vestida de blanco por caminos de concentración y fincas de labor, en rastrojeras por donde asomaba la otoñada, con tal mala suerte que había barro tras la lluvia de días anteriores. Son los inconvenientes del campo, peor todavía para una joven zancuda. No hay moqueta sino tierra arcillosa. O sea, de adobe. Porque a la intemperie se está siempre a merced de los elementos meteorológicos. A la alcaldesa de Villarrín le ha encantado esta iniciativa, que ha puesto al pueblo en el mapa junto a otros hermosos rincones de España para mostrar nuestra idiosincrasia. Un homenaje elegante a paisajes austeros, costumbres antiquísimas y artesanos de profunda vocación. Lo sostenible y lo exclusivo como claves del nuevo lujo de esta marca. Por cierto, la fotógrafa ha sido Anya Holdstock, llegada de Londres para retratar los palomares. La tierra llama, atrae, siente. No hay Brexit que detenga esa fuerza telúrica. La moda se hace tapial y habita entre nosotros.

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