Ignacio Miranda - POR MI VEREDA
Marasmo judicial
«No existe la menor intención de defender el interés general. Mejor que el justiciable/contribuyente olvide todo propósito de litigar»
La figura femenina de ojos vendados, espada y balanza que representa a la justicia va quedando desfasada. Porque lo de no ver para atenerse solo a los hechos en la aplicación de la ley pierde sentido. Al poder ejecutivo le interesan más otras discapacidades del poder judicial, sobre todo las relativas a la falta de movilidad. Una justicia tullida, inválida, lisiada.
Anquilosada por la secular falta de medios, para que no funcione bien, no avance en la tramitación de causas y el ciudadano desista aburrido de todo propósito de acudir a los juzgados. De manera que al atasco habitual de asuntos ahora hay que sumar la sobrecarga de trabajo derivada del estado de alarma, una paralización que se traduce en demoras sine die y, lo más llamativo, la más absoluta ignorancia entre jueces, fiscales, abogados y funcionarios sobre la fecha de vuelta a la normalidad.
Porque en el Ministerio nadie sabe plazos sobre la «desescalá» en los tribunales.
Harta de semejante desmadre, la juez decana de Palencia, María Rosa Martínez López, se ha dirigido por carta al ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, para preguntarle cuándo piensa dejar sin efecto la suspensión de plazos procesales decretada hace dos meses. En la misiva, también muestra su sorpresa por el hecho de que, desde el 4 de mayo, cualquier ciudadano puede ir a una peluquería y, «por el contrario, no pueda ver solventado su conflicto o asunto judicial». De momento, el ministro sigue agazapado y no sale en las televisiones, como postura de supervivencia política hasta que escampe. Que no en vano es de Osuna, tierra famosa por sus liebres, galgos y correderos. La representante de los jueces palentinos también le recuerda que ella ha estado teletrabajando confinada en su casa, lo que le ha permitido «dejar resueltos la práctica totalidad de los asuntos que tenía pendientes».
En su pundonor, María Rosa reitera que quiere trabajar más, que no puede seguir el letargo total de la administración de justicia, con la suspensión de miles de vistas y juicios orales. Para volver a su celebración, asegura no entender por qué es necesario esperar a que estén operativos en sus sedes el cien por cien de los funcionarios judiciales, cuando una reanudación progresiva de la actividad desde mañana lunes, si hubiera voluntad al respecto, favorecería la resolución de innumerables conflictos pendientes de decisión. Ahí está el meollo. No existe la menor intención de defender el interés general. Mejor que el justiciable/contribuyente olvide todo propósito de litigar. Vivimos en la dictadura constitucional previa al estado bolivariano. Un camino que resulta más expedito gracias al marasmo judicial, la sociedad idiotizada y la mentira omnipresente. Otra tormenta perfecta.