Ignacio Miranda - POR MI VEREDA

Fiesta en versión friqui

«La fiesta de marras se convierte en versión friqui de la histórica Medinaceli y sale en los medios. Lo grotesco no tiene límites»

Ignacio Miranda

En agosto de 1002, Almanzor moría en extrañas circunstancias en Medinaceli. Cuenta la tradición que salió malherido de la batalla de Calatañazor, acaecida unas fechas antes, aunque no existe prueba histórica del combate y hay un halo de leyenda. El invicto caudillo sarraceno enfermó tras arrasar San Millán de la Cogolla y, como afirmaba Menéndez Pidal, ya se desplazaba en litera ante la imposibilidad física de montar a caballo, señal inequívoca de su ocaso. Algo que cinco siglos y medio después le sucedió a Carlos I en el descenso del puerto de Tornavacas, camino de su postrero retiro en Yuste. Almanzor expiró en esta hermosa villa de paisaje estepario donde se hermanan Soria y Guadalajara, que evoca su relevancia en la Hispania romana con su monumental arco, puerta de entrada con tres vanos, el central para paso de caballerías y semovientes.

Un peso notable en la historia de España que se vería luego enriquecido con el linaje de los De la Cerda, descendientes de Alfonso X el Sabio, y germen de la casa ducal de Medinaceli, que llegó a sumar más de 2.500 kilómetros cuadrados de tierras por esos parajes, hasta llegar a Cogolludo. La misma familia que ahora anda litigando por herencias entre el duque de Segorbe y sus sobrinos, incluidos los hijos de Nati Abascal. Así que, poco a poco, ya se va poniendo el municipio soriano en el candelero mediático, en el mapa televisivo, hasta llegar hace unos días al paroxismo por la presencia de la presentadora Leticia Sabater en una fiesta ilegal celebrada en un establecimiento de la población. Allí se congregaban unos veinte individuos sin respetar la normativa de seguridad contra la Covid, diez de las cuales ya han sido identificadas y denunciadas por la Guardia Civil.

En los vídeos difundidos en las redes sociales, que a esta gente le mola el postureo, que se le vea, aparecen varias personas cantando y bailando sin mascarilla, entre ellos la famosa «celebrity». La niña enclenque que salió adelante, el estrabismo sin complejos, la reinvención televisiva hecha carne, la animadora que se ofrecía a los ayuntamientos del PP, sorprendida de nuevo en un guateque de tapadillo, aunque ella precisa que solo entró a pedir un vino y los fans le pidieron una foto, a lo que no pudo negarse. ¡Pues solo faltaba! Para más inri, el esperpento crece al conocer que el local es propiedad de un amigo suyo, coordinador provincial de Ciudadanos, que ha tenido que dejar el cargo por este motivo. A lo que va quedando de tan cataléptico partido le crecen los enanos, por más de Pacoigea mire hacia otro lado. De manera que la fiesta de marras, casi tan famosa como la de la canción de Mecano, se convierte en versión friqui de la histórica Medinaceli y sale en los medios. Lo grotesco no tiene límites.

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