Ignacio Miranda - POR MI VEREDA

Diálogo con la tierra

«Hablar de desarrollo rural sin la base del sector agropecuario suena a mercado sin género, a capilla sin sagrario»

Ignacio Miranda

Decía Cicerón que la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre, mucho antes de que llegara la PAC con su dotación de millones y la fiebre legislativa de directivas y reglamentos. Esta semana, el ingeniero agrónomo Tomás García Azcárate, experto en política comunitaria y organización común de mercado, ha pasado por la localidad palentina de Astudillo para intervenir en un jornada técnica sobre cultivos alternativos organizada por la Comunidad de Regantes del Pisuerga. Y allí, este experto en economía del sector primario, con su acento de la Axarquía malagueña, ha dejado una interesante retahíla de titulares sobre la necesidad de adaptación de la agricultura a cambios como la globalización –que afecta incluso a la sanidad animal–, el climático o la venta on line.

Azcárate explicó que el campo encara retos importantes como la tijera de precios y la seguridad alimentaria, y destaca que es más relevante «cómo se gaste y gestione» el presupuesto de la nueva PAC a partir de 2020 que la propia cuantía ya garantizada. «La gente tiene que comer, y la agricultura es la base de un sector agroalimentario que en España suma cada año 12.000 millones de euros de exportación neta», asegura, e insiste en el valor de esta actividad para mitigar los efectos de una variación en clima que establece nuevos patrones. Es, de hecho, una ingente cifra de dinero público para proteger el medio ambiente.

En su opinión, urge reducir costes fijos en las explotaciones, acometer tareas en común, diversificar cultivos y mercados, ahorrar agua, así como abrir la vía de la externalización. Pero insiste sobre todo en la unidad de los profesionales, en la cultura de la colaboración que se puede ampliar al ámbito comercial con resultados positivos. Para detener la sangría demográfica del medio rural, el especialista apuesta por la agricultura familiar «que ocupa el territorio y puede aprovechar la ventajas tecnológicas actuales». Porque hablar de desarrollo rural sin la base del sector agropecuario suena a mercado sin género, a capilla sin sagrario. Por último, se muestra partidario de la agronomía clásica en el sentido de recuperar «el diálogo con la tierra». Lo que nunca debería perderse.

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