Ignacio Miranda - Por mi vereda
Autocrítica y corazón
![Avión procedente de Sanghai con material sanitario para Castilla y León](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/04/18/avion-kjLC--1248x698@abc.jpg)
Hace unos días ha aterrizado en el aeropuerto alavés de Foronda un Boeing 747 procedente de Shanghai, que portaba en sus bodegas 675 metros cúbicos de material de protección con destino a personal sanitario y servicios sociales de Castilla y León. Esto de medir el cargamento en metros cúbicos llama poderosamente la atención del profano, porque es la unidad de medida del aire, del agua, de la tierra. Claro que, ante la condición liviana, casi ingrávida, de más de 100.000 batas, 110.000 buzos y 915.000 mascarillas de procedencia china, con las dudas que plantea ese mercado donde todo es calidad, seriedad y transparencia, mejor destacar el envío por su volumen y no por su peso. Como el toro con trapío. Serio y cuajado. No vaya a ser que, cuantificada en toneladas, la mercancía escurrida quedé en ná.
Ya ha dicho el vicepresidente del Gobierno regional, Francisco Igea, que urge tener stocks de material sanitario por lo que pueda pasar. Que menudo trago fue salir suplicando mascarillas a empresas y particulares un domingo de Cuaresma. Paco deja de lado sus brotes de soberbia jesuítica de otras veces para reconocer, en tono de modesto franciscano de sandalias y cordón de nudos, que las cosas han podido hacerse mejor. Que no hay que repetir errores en la lucha contra la pandemia. Que ciertas decisiones debieron haberse tomado antes. Que hay mucho que mejorar en la coordinación entre administraciones públicas, no sólo a la hora de volcar los funestos datos de fallecidos. Porque como él mismo confiesa, si sucede una segunda vez, «toda la responsabilidad será nuestra» Igual que, para emprender la dichosa desescalada, primero hay que estudiar las condiciones, no el dónde ni el cuándo.
No vamos mal del todo cuando un dirigente político es capaz de hacer autocrítica y tratar al ciudadano como a una persona sensata y madura, no como a un niño. Denota inteligencia. Para lo otro ya existen los fuegos artificiales del mercenario Iván Redondo. Con «n», no con «d» de mercedario. Ya cansan los palabreros de feria empeñados en vendernos la burra tuerta, con cólico y coja. Ya hastían las comparecencias de una hora para no contar nada, ocultar datos o, sencillamente, mentir. Los españoles se merecen un respeto. A raíz de la gravísima crisis en la que estamos inmersos, con el horizonte tenebroso que nos atenaza, más aún. El Estado tiene el deber inexcusable de proteger nuestra vida y nuestra salud. Y como concluye Igea, si un cargo público no se pregunta cómo se han hecho las cosas cuando mueren centenares de ciudadanos cada día «es que no tiene corazón».