Hermanas Hospitalarias: el recurso para el que necesita más ayuda, su seña de identidad
El centro de Palencia fue el quinto de los catorce grandes hospitales fundados por el pionero en salud mental, San Benito Menni
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La congregación de las Hermanas Hospitalarias fue fundada por San Benito Menni en el año 1881 para responder a una necesidad que era el cuidado y la sanación de las mujeres con menos recursos, en una época donde sí que había recursos destinados a los hombres y que eran gestionados por los hermanos de San Juan de Dios. «Curiosamente para mujeres no había nada pero la necesidad era muy evidente, por eso el padre Menni intentó primero con otras congregaciones, pero no encontró a nadie», explica María Luisa Cuadrón, hermana superiora del centro de Palencia.
Finalmente, fruto de sus visitas a la ciudad de Granada, Menni conoce a dos mujeres amigas que se convertirían en las fundadoras de las Hermanas Hospitalarias. «Salvaron todas las resistencias, pero gracias a que San Benito Menni, que fue todo un pionero en la atención a la psiquiatría en el siglo XIX, se inició toda nuestra obra dirigida a la integración y atención de las mujeres con problemas de salud mental», relata Cuadrón.
Destaca también la hermana superiora que la figura de Menni además integraba una excelente capacidad gestora, «dejando a su muerte un total de 14 centros hospitalarios en funcionamiento». A la atención mental se unen las mujeres marginales sin recursos que en aquellos años vivían en las calles sin ningún tipo de asistencia.
María Josefa Recio y una de sus amigas optaron por una idea bastante «revolucionaria» en la época al abandonar sus casas y familias para empezar lavando las ropas de los enfermos. Su fe las mantuvo firmes en su idea de dedicarse a en cuerpo y alma a los demás, a los más necesitados. Tanto es así que la fundadora, María Josefa Recio, perdió la vida a manos de una de las mujeres con patología mental, intentando controlarla en una de sus crisis, entregada a la causa. «La primera de las enfermas que llegó al centro de Ciempozuelos era una hermana a la que recibieron entusiasmadas a pesar de su estado agitado, pero a la que incluso besaron sus pies, lo que consiguió calmarla», relata la hermana superiora. Este centro se convierte en una referencia para las entidades gestoras de servicios en los territorios que en aquella época, finales del siglo XIX, eran las diputaciones, y donde se recibieron enfermas de toda España.
Éste es el inicio y germen de la congregación Hermanas Hospitalarias: «Atender al último de la sociedad, algo que se mantiene hasta el mismo día de hoy y cuyo fin cala no sólo en las religiosas, sino en todo el equipo de profesionales que integramos este centro en Palencia», asegura Javier Arellano, director del centro. A partir del año 1881 es cuando Menni inicia la fundación de más centros, alcanzando en el año 1902 un total de 14 hospitales, siendo el centro de las Hermanas Hospitalarias de Palencia el quinto en construirse, y los cuales siguen actualmente en funcionamiento casi en su totalidad.
Vinculación con Palencia
Destacan también desde el centro palentino que fue San Benito Menni con quien se inicia lo que entendemos hoy como conciertos sanitarios de gestión publico-privada, «en este caso mental, aunque hoy posiblemente es la menos importante», relata Arellano. La evolución de la presencia de las Hermanas en Palencia se inicia con una casa de salud para la beneficiencia ubicada en el centro de la ciudad, junto con los hermanos de San Juan de Dios, hasta la compra de las más de 50 hectáreas de terreno actuales, en la zona que se denominaba «Gurugú» (nombre de la emisora de radio del centro) y la construcción del edificio que finaliza en 1931, en la que intervienen 630 hombres a lo largo de 18 meses.
La relación de este centro con la sociedad palentina a lo largo de su historia navega entre su fin de servicio a los más necesitados así como su papel importante en la economía local, como generador de empleo directo e indirecto. «Desarrollamos una gestión económica responsable que nos hace sostenibles, y reinvertimos nuestros recursos en la mejora de infraestructuras y de nuestro capital humano.Actualmente nuestro equipo está integrado por más de 400 personas y contamos con más de 270 proveedores, la mayoría locales, lo que nos sitúa como una de las empresas mayores de la provincia», explica Arellano. Como muestra, a este papel dinamizador destaca también la inversión de 20 millones de euros al finalizar esta década en la renovación de las instalaciones, lo que es una fuerte apuesta por su presencia en la comunidad y por el empleo.
A lo largo de estos años, este centro ha evolucionado constantemente, orientándose a la especialización en perfiles complejos y en su modelo de atención, «encontrándonos ahora con cerca de 550 residentes y más de 100 usuarios externos que encuentran en las Hermanas Hospitalarias una atención basada en la entrega total, y centrada en el individuo en sí mismo, que es además un modelo muy innovador para la discapacidad pero que nosotros llevamos desarrollando desde nuestros inicios», asegura la hermana superiora.
Una de las ideas que tanto Javier como María Luisa resaltan es que a pesar de las innovaciones y cambios en los modelos de atención, «lo más importante que nos ha destacado siempre, a lo largo de nuestra historia, es que estamos aquí precisamente para atender a aquellos que no han encajado en otros lugares y otros recursos; porque la realidad nos muestra que en cada tiempo y lugar, existen personas con nesidades sociales o sanitarias graves, que precisan de rehabilitación y apoyos muy diversos. Nosotros somos una entidad ’que garantiza el acceso a la asistencia a cualquier persona con independenciade su condición social».