Necrológica
¡Hasta siempre compañera!
«Eloísa, generosa y agradecida con una vida demasiado corta, nos llevaba a todos, pero sobre todo sentía especial debilidad por quienes más necesitaban un espíritu fuerte como el suyo»
Sabía, sabíamos que Eloísa se iba poco a poco, sabíamos que encaraba con una entereza inquebrantable ese verso que precede al punto y final en una ciudad de poetas a la que le dio todo, pero sobre todo, en una tierra a la que sintió, porque sólo se siente aquello que llevas dentro, en el corazón, y Eloísa, generosa y agradecida con una vida demasiado corta, nos llevaba a todos, pero sobre todo sentía especial debilidad por quienes más necesitaban un espíritu fuerte como el suyo. Y, por eso, ahora nosotros, los y las socialistas, los y las sorianas, sentimos esa pérdida de una compañera, una amiga, una mujer, una madre, una enfermera vocacional, una política de raza, una sindicalista comprometida, una feminista convencida, una pionera, una tozuda luchadora y, en definitiva, una persona buena, de sonrisa permanente, que vivió con pasión y que luchó hasta el último aliento para decidir también sobre su forma de decir adiós. Incluso como paciente convirtió su enfermedad y sus derechos en motivo de reivindicación. Mientras nosotros nos resistíamos a pronunciar el «hasta siempre, compañera» y llorábamos ante el miedo de sentirnos huérfanos, ella seguía en la batalla activa. Tan fuerte y tan firme en sus convicciones, mantuvo su carácter hasta al final, sin adoctrinar, argumentando y compartiendo lecciones de vida que seguirán marcando nuestro camino. Me niego a usar el pretérito, mi Eloísa, nuestra Eloísa: irreductible y omnipresente.
Hizo historia como primera mujer alcaldesa, como primera alcaldesa socialista, como primera mujer en el comité de empresa del Hospital Virgen del Mirón, y siempre, detrás de cada paso al frente que dio, de cada «techo de cristal» que superó, se fijó en quienes le acompañábamos y en dejar la puerta bien abierta a quienes le seguíamos. Y, en un mundo hostil para quien se enfrenta al estatus establecido y más siendo mujer, supo moverse con desparpajo y descaro y demostrar que se puede luchar y avanzar sin imponer tu razón y que jamás se debe renunciar a la Igualdad. ¡Ni un paso atrás en derechos sociales! Así es Eloísa.
Gracias Elo, gracias por todo… nos dejas un legado incalculable como mujer, como socialista, como política, sindicalista y alcaldesa, pero sobre todo como persona. Seguiré, seguiremos, mirándonos en tu espejo para no olvidar que tú nos abriste la puerta, tú marcaste el rumbo. Gracias, de verdad, porque me es imposible resumir en unas líneas todo lo que me has enseñado y todo lo que te quiero. ¡Hasta siempre, compañera!
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