Ignacio Miranda - POR MI VEREDA

Hasta la bandera

«El fenómeno VOX suma llenazos que no se veían desde la boda de Lolita»

Ignacio Miranda

Desde que lograra doce escaños en las elecciones andaluzas contra todo pronóstico, como expresión de un voto oculto más numeroso de lo pensado, VOX viene marcando la agenda política española y sigue entregado a la labor. Tiene un enorme mérito que un partido entre novísimo y recental, sin apenas estructura, con pocos afiliados, lo haga. Porque cuando se supera el buenismo melifluo, surge el mando. Hay que lamentar que esta circunstancia no la tenga en cuenta Sondeos Tezanos, que no es la denominación social de una empresa dedicada a la perforación de pozos en La Moraña, aunque lo parezca, sino en esencia el engrudo estadístico en que han convertido Pedro Sánchez y su sociólogo de cabecera al CIS.

El mitin programado el pasado miércoles por esta formación política en el Teatro Ortega de Palencia registró tal afluencia de público que sólo las primeras setecientas personas pudieron acceder a la sala. Fuera quedaron varios cientos de ciudadanos ávidos de escuchar a su Santiago Abascal, quien también les ofreció una breve arenga para explicar que los españoles debemos aspirar a ser algo más que «los camareros de los alemanes», tener todos los mismos derechos, asegurar el futuro del medio rural y defender la unidad de España. Un auditorio entregado, harto de lo políticamente correcto y de la partitocracia, que ve en este proyecto un verdadero movimiento patriótico «para recuperar la identidad nacional».

En la puesta en escena destaca la música, desde «Las Corsarias» a Cecilia, Nino Bravo, José Manuel Soto y, por supuesto, Manolo Escobar, por cuya capilla ardiente no tuvo tiempo de pasar el funesto ministro Wert. Ya saben, para no molestar a nacionalistas ni a progres. El fenómeno VOX suma llenazos hasta la bandera sin necesidad de anunciar a Morante. Llenos que no se veían desde la boda de Lolita en Marbella, en aquella iglesia abarrotada con la genial artista jerezana, en pleno sofoco, pidiendo al pueblo que se marchara en una memorable frase: «Si me queréis, irse». Afloran, en definitiva, los mismos nervios y sudores ante las elecciones del 28-A.

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