Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
El fin y los medios
«Estar en casa no es el problema. Lo que me asfixia son las mordidas que le va dando el Gobierno estos días a la libertad aprovechando precisamente que toda España está confinada en casa»
La ciudad con lluvia es una promesa de algo que no termina cumplirse. Un decorado de los de «Cinecittà» abandonado. Aquí se rodó el Renacimiento y el Barroco sin Fellini. Las fuentes siguen ahí, como un servicio esencial, esperando a Anita Ekberg. Valladolid salió del NODO cuando le limpiaron las fachadas a sus iglesias, que es cuando la ciudad dejó de estar en blanco y negro. Pero todavía, cuando se moja la piedra de la Catedral, la ciudad da la sensación de acabar de pasar por una guerra. Ayer por la tarde… el mismo gris. Ahora no hay una guerra, por mucho que se empeñe Sánchez y a Pablo Iglesias le pongan cachondo los uniformes militares.
La ciudad vacía me ahoga. Esa sensación de que nos han confiscado marzo, abril y va mayo en camino, sin pedirlo ni siquiera por favor. Los únicos a los que he escuchado educados han sido a los sanitarios desbordados. Estar en casa es un privilegio que antes queríamos alargar. Lo que me agobia es que la ciudad no tenga fecha para volver a tener vida. La cuarentena está consistiendo únicamente en una falta de previsión tras otra. En pedirle quince días más al Congreso -cada quince días- para poder seguir posponiendo sus errores. Y mientras tanto, la vida sin fecha. Ya avisan los juristas de que este está siendo un confinamiento permanente y universal y de que el fin no justifica los medios. Eso puede que fuera así antes de que Pablo Iglesias fuese vicepresidente del Gobierno; desde entonces quiere que los medios -de comunicación- justifiquen el fin.
Estar en casa no es el problema. Lo que me asfixia son las mordidas que le va dando el Gobierno estos días a la libertad aprovechando precisamente que toda España está confinada en casa. La excusa es la más vieja del mundo, la seguridad. Y es que «el estado de alarma supone libertad con límites, no confinamiento con excepciones». Tras cada rueda de prensa y de ver el nivel general, me pregunto quién ha dicho que el Gobierno sea un servicio esencial.
Valladolid se ha vuelto tan grande como el universo. Después de un mes tengo claro que el único placer que le encuentro a esta situación es poder hablarle a solas a la Calle Santiago -de un extremo a otro- como en secreto de confesión.