Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
Teorías de la conspiración
Lo peor de un político es cuando vive en titulares
El PSOE de Castilla y León está desquiciado. Como Juana con el ataúd de Felipe el Hermoso a cuestas durante ocho meses vagando por Castilla, ellos cargan con el cadáver de su moción de censura muerta y desde entonces Tudanca no ha vuelto a ser el mismo. Busca Pradilla que le retrate en sus postrimerías políticas para que alguien se acuerde de él y como no encuentra quién le pinte, todo su empeño está en dar titulares para que los fotógrafos le inmortalicen cada día. Lo peor de un político es cuando vive en titulares: cuando ya no queda persona y sólo hay personaje en busca de atención mediática. Ese político, cada vez más común, que vive todo el año en campaña, duerme en campaña, se ducha en campaña y habla en campaña constantemente durante cuatro años. Y ahí empieza cuando ya no se aguantan ni ellos.
Tudanca quería que le hicieran ministro, secretario de Estado de algo, pero en Madrid. Muy lejos de las Cortes de Castilla y León para olvidar que aquí sólo es oposición… ¡Ay la oposición! El problema de no gobernar es que es como estar de vacaciones en un resort, pero con la frustración de haber perdido la pulsera del todo incluido y, claro, pasa factura. Por eso, supongo, anteayer la emprendió con los periodistas de la televisión regional acusándoles por situar a Casado como presidente del Gobierno en el rótulo de un informativo. Un descuido de diario sin más trascendencia de no ser porque el burgalés tuiteó, conspiranoico perdido, acusando a la cadena -y por tanto a sus redactores- de estar al servicio del PP. Miguel Bosé y Tudanca, best friends.
Si algún político probara a escribir más de dos párrafos seguidos a la semana sabría lo normal que es que bailen cargos, erratas, y se dejaría de teorías reptilianas. Y ahí está el verdadero drama de muchos de nuestros políticos, que se creen que todos estamos a su servicio -¡vanidad de vanidades!-, incluidos los periodistas…
Me solidarizaría con el tipo que metió la pata en el rótulo, pero eso sí que sería una cursilería. Que un político ataque a un periodista va en el sueldo de los tiempos que vivimos y sólo se puede llevar con orgullo en esta democracia que se nos está quedando.