Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Teletrabas

El teletrabajo podía haber sido el paso natural y lógico después de la experiencia de abril y mayo, pero Yolanda Díaz y el Gobierno tienen una aversión de psiquiatra a las empresas privadas

Guillermo Garabito

Lo más cerca que estuvo España nunca del futuro laboral fue una pandemia. Ahora que por fin muchos habían descubierto lo que era el teletrabajo –con sus bondades y los niños dando gritos por la casa– viene el Gobierno a cercenarlo. «La política es el arte de generar problemas allí donde no los había» y a eso este Ejecutivo juega como nadie. Cada vez empiezo a ver más probable que España no tenga ningún problema aparte de que muchos de nuestros políticos tienen que ganarse el sueldo cada cuatro años. La prueba es que cuando hemos tenido uno de verdad no han sido capaces ni de contar de forma correcta a los muertos.

El trabajo a distancia es el futuro, aunque a este paso y con los «incentivos» que ha anunciado que pondrá el Gobierno a las empresas, será como ‘Blade Runner’: ciencia ficción al fin y al cabo. El teletrabajo era la oportunidad de un Madrid sin tantos coches por la mañana, de la Castilla con algunos de sus pueblos con gente más allá del verano. Porque trabajar desde casa era el perdón de los pueblos, la oportunidad que tenían de resucitar algunos ahora que se ha visto la importancia de una casa –qué importante son las casas– y que los pisos estaban sobrevalorados. El teletrabajo podía ser el fin de esa atrocidad que son las ciudades dormitorio, que es la forma que tienen algunos arquitectos de despreciar al hombre. Pero para liberar las ciudades dormitorio como liberaron los Aliados muchos de los campos, hace falta internet de calidad en los pueblos, más que que las empresas paguen los gastos a los trabajadores. Promesas electorales de aquellas de antes del Covid. ¡Siempre promesas, almas cándidas!

El teletrabajo podía haber sido el paso natural y lógico después de la experiencia de abril y mayo, pero Yolanda Díaz, que ya sabe lo que es un ERTE, y el Gobierno tienen una aversión de psiquiatra a las empresas privadas; el Ibex, entienda lector, porque el autónomo también es el Ibex según parece. Por eso tenemos una ministra de Trabajo que dice «nosotros trabajadores y vosotros empresarios».

Decía Quintana Paz que si no se implantaba el teletrabajo ahora, después de todo lo que hemos vivido estos meses, ya no sabía cuándo sería el momento en España. Cuajará cuando el Partido Socialista diga que tiene que cuajar, porque si alguien pensaba que el teletrabajo iba a depender de las empresas es que era un iluso. Trabajar desde casa, como la Fiscalía, ¿de quién depende, eh? Por eso precisamente los pueblos, el teletrabajo, las casas con corral y el futuro en general, tendrán que esperar.

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