Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Siempre nos quedará Barajas

«España es un país volcado en la inclusión. Fíjese el lector que hemos elegido el primer Gobierno mudo de la democracia»

El ministro José Luis Ábalos, ayer en Valladolid HERAS

A Ábalos ayer todos los periodistas le preguntaban si va a dimitir, cuando lo único importante es si Valladolid todavía es territorio español. Y de paso si León está dentro del espacio Schengen, que son las únicas dudas que debe resolver el Gobierno desde que Marlaska se ha arrogado el monopolio de la realidad y la cartografía. Quizá Valladolid por la mañana fuese España y cuando me levanté de la siesta, no. Lo de Ábalos y su dimisión es lo de menos. Ábalos ha dimitido ya, pero todavía no se lo han dicho. Pedro Sánchez va evitando el trauma poco a poco y ha delegado el mal trago en la realidad que van contrastando cada día que pasa los periódicos. Y lo remarca con esta forma apabullante de dejarle cada vez más solo.

Pero como el presidente es un hombre leal con los suyos -o no- y las puertas giratorias ahora están mal vistas, ha ido buscándole otras salidas laborales a Ábalos para cuando nombre un nuevo ministro de Transportes. ¡Qué barbaridad lo del mercado laboral en España! ¡Qué precariedad! Lo único que le dio tiempo a encontrar en veinticuatro horas, que es el tiempo con el que anunció Delcy Rodríguez su visita, fue un puesto de botones en Barajas. Un empleo temporal muy bien remunerado para bajarle a Delcy las cuarenta maletas del avión. Para remarcar que en España todavía quedan caballeros.

Lo que Ábalos y Delcy en Barajas, como Rick e Ilsa en Casablanca: «Yo me quedo aquí hasta ver que el avión ha despegado… Si ese avión despega y no estás en él, lo lamentarás». Qué gran «remake» se ha perdido Hollywood.

España es un país volcado en la inclusión. Fíjese el lector que hemos elegido el primer Gobierno mudo de la democracia. Un Ejecutivo de políticos que no contestan a los periodistas por sistema, que es ya el pan de cada día desde que Rajoy inventó el plasma. Porque el trabajo de un periodista es preguntar -a ser posible de forma inteligente- y el de un político responder.

Lo mismo da ya si lo hacen de forma inteligente o no con tal de que vuelvan las preguntas a las ruedas de prensa de una vez. Ayer le preguntaron a Ábalos por activa y por pasiva los periodistas en Valladolid y lo único que consiguieron contrastar es su soberbia.

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