Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
Retrato de Godoy
Igea desde que llegó a vicepresidente quiere ser don Francisco, pero de Goya y Lucientes. Y ya puestos también Saturno, por eso ha empezado devorando a sus hijos

Ciudadanos ayer era «La maja desnuda» y hoy son las postrimerías de Goya. Todas sus pinturas negras. A Ciudadanos lo que mejor le ha sentado siempre es no gobernar. Hay partidos a los que les sienta bien llegar al poder y formaciones que deberían rezar para seguir siendo carne de oposición. Cs debería haberse presentado eternamente a las elecciones dejando claro que a ellos no les interesaba entrar en ningún gobierno, a ver si se van a descalabrar -más- en las encuestas. Como esas estrellas que llegan a los equipos específicamente para cubrir el hueco del banquillo. Y todo el mundo se desilusiona y se muestra sorprendido cuando las ven sobre el terreno de juego por primera vez.
Francisco Igea es el Rey Sol. Y también la luna. Es un eclipse de todas las políticas del Ejecutivo regional. Vicepresidente, portavoz, consejero de Transparencia, de Sanidad, de Cultura, de Empleo. Director de Comunicación de sí mismo, perito en charcos. Una menina de Velázquez, las tres. Alfonso Fernández Mañueco con gafas, Albert Rivera con las cosas más claras. Quiere ser Silvia Clemente, siendo él.
Es una lástima este afán de protagonismo, esta incontinencia de titulares. La llegada de Javier Ortega a la Consejería le había sentado muy bien a Castilla y León. Al escucharle y leer sus últimas propuestas uno entiende que lo único que necesitaba la cultura de esta región es alguien que supiese de cultura. Y sensatez. La idea de Las Edades del Hombre es buena. A todos nos gustó, diría que incluso a los cristos góticos ya saturados de pasearse año sí, año también, de exposición en exposición. Pero antes de tomar a Las Edades como rehén, convendría haberlo hablado en privado. Igea se ha pensado que gobernar es fagocitar a Verónica Casado, a Javier Ortega y a sus socios de gobierno, comerse a sí mismo por las prisas de «portavocear» todas las novedades. No es imprescindible tenerlo todo «atado y bien atado» como Franco, sobre todo ahora que se ha visto que nada es para siempre, pero al menos convendría esperar a haberlo hablado con las partes. «La realidad imita al arte». O al revés, que más da. El caso es que Igea desde que llegó a vicepresidente quiere ser don Francisco, pero de Goya y Lucientes. Y ya puestos también Saturno, por eso ha empezado devorando a sus hijos.