Guillermo Garabito - Apuntes al margen

Radicales

«España es un país de un sólo demócrata, que es Pedro Sánchez. Por eso todo lo que no sea Pedro Sánchez para este partido es radicalismo. Incluso un hombre callado»

HERAS

Quién quiere de embajador a Rafa Nadal cuando puede hablar de las bondades de España el PSOE. España es un país de fachas según el PSOE, que dice lo que diga el último CIS de Tezanos. España es un país de un sólo demócrata, que es Pedro Sánchez. Por eso todo lo que no sea Pedro Sánchez para este partido es radicalismo. Incluso un hombre callado. Porque Ángel Ibañez es un hombre callado. Descubrimos que sabía hablar cuando lo hicieron presidente de las Cortes de forma provisional el año pasado cuando Silvia Clemente inventó aquello de la rueda de prensa bomba. Allí habló Ibáñez dos o tres veces nada más para llamar al orden a algún procurador descarriado. Y ahora que es consejero de la Presidencia, no ha vuelto a decir palabra. Para ser un buen consejero de la Presidencia, ya se sabe, conviene no decir mucho puesto que para eso está el presidente. La prueba está en su antecesor. Cuando De Santiago Juárez decidió cogerle el gusto al uso de la palabra, acabó en la oposición del Ayuntamiento de Valladolid.

En la sesión de ayer por la tarde Ana Sánchez decidió llamar radical al burgalés. Porque al pleno de las Cortes de Castilla y León los martes se va a ver quién consigue descalificar más. La descalificación es la nueva carta de recomendación en la política española. «Usted era un procurador callado ahora reconvertido en radical», le dijo la del PSOE. Para este PSOE todo lo que no sea este PSOE es radical. Allí sentenció Ana Sánchez con formas de verbena de pueblo o del TAC en la Plaza Mayor. Formas de todo menos de procuradora de las Cortes de Castilla y León.

Después Ibañez demostró que resulta que sabe hablar y hasta cantar. Las Cortes se han convertido en un show talent de cupletistas… «Teatro, lo tuyo es puro teatro», le rebatió. Porque Ana Sánchez debió de querer ser artista en la adolescencia y como los padres de entonces no dejaban ser artistas uno acababa dedicándose a la política. Ahora ya no se sabe qué es peor. Ayer por la tarde Ana Sánchez pagó la vocación frustrada con sus señorías y con los que estábamos en la tribuna de prensa. «Míreme a los ojitos», repetía. El PSOE se va a pique. En política se puede ser muchas cosas, incluso cupletista, pero no cursi.

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