Guillermo Garabito - LA SOMBRA DE MIS PASOS

La novísima normalidad

«La ‘nueva normalidad’ es una España llena de oportunidades en la que se podrá suspender hasta Plástica, pero aún así se podrá ser ministro»

Guillermo Garabito

La ‘nueva normalidad’ es no saber de qué escribir, qué es lo mismo que pasaba en la antigua. Y cuanto más la miro, menos nueva me parece, hasta que reparo en una señora comiéndose los churros con guantes de látex en la Plaza Mayor. La ‘nueva normalidad’ tiene un lirismo distópico de provincias, de dueña y perro con mascarilla, los dos, en la cola de una carnicería. Y cuanto más se empeñan en la novísima normalidad más anacrónico me siento. Yo, que no he crecido con Fernando Simón en el televisor, sino con Matías Prats. Pero el «Barrio Sésamo» de esta generación serán Pedro Duque y Simón explicando cómo ponerse una mascarilla en horario infantil mientras les decían aquello de que las mascarillas no eran necesarias, ni mucho menos obligatorias. Y les convencieron. Ahora que por fin lo son, porque el Gobierno ya sabe cómo importarlas, todo el mundo va con ella y no se la quitan ni para mear. Mascarilla por la calle, en el coche, en la ducha. Ahora les han convencido de que hay que llevar mascarilla aunque tengas toda la calle para ti solo. La cuestión, como dice Peláez, es obedecer. Esta nueva realidad es lo que algunos veníamos sospechando cada vez que hablaba Celaá de poder pasar de curso con más y más suspensos y lo confirman ahora que abrirán antes las discotecas y los burdeles que los colegios. Abrirán las discotecas, pero no se podrá bailar. Así que me da por pensar que tal vez las abran para dar clase allí o para que por primera vez los que no sabemos bailar tengamos una oportunidad de ligar apoyados en la barra al fin.

El logro es colar la ‘nueva normalidad’ entre el castellano como si tal cosa. Esta atrocidad mal traducida por estos pseudofilólogos que tenemos por ministros y contra los que la RAE tendría que querellarse por torticeros si quedara algo de valor en esa sacrosanta institución. El «todos y a todas a la nueva normalidad» sí que es un golpe de Estado y no lo que insinúa Garzón que le gustaría dar a la Guardia Civil poniendo en duda su lealtad con España y su respeto ejemplar a la ley.

La ‘nueva normalidad’ es una España llena de oportunidades en la que se podrá suspender hasta Plástica, pero aún así se podrá ser ministro. Y la campaña de marketing de Iván Redondo para vender las bondades de la propuesta de Educación del POSE hay que reconocer que es ingeniosa: «Suspende lo que quieras que siempre podrás ser ministro como Iglesias, Montero, Illa, Garzón Yolanda y compañía».

La ‘nueva normalidad’ es que «nada te turbe, nada te espante» tu agenda política, ni siquiera 43.000 muertos porque lo importante es independizarse de algún lado, blanquear asesinatos o cargarse el quince por ciento del PIB. Qué curioso que el fin de la antigua y la novísima normalidad sea exactamente el mismo: acabar en un consejo de administración.

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