Guillermo Garabito - LA SOMBRA DE MIS PASOS
Libertad, querido Sánchez
«No es que Sánchez sea como Sancho, un pobre borrico, sino que no tiene interés. Y las libertades de los demás se la traen al pairo»
El día que nos devuelvan la libertad miraré por la ventana como ahora, tal vez una hora más. Lo haré sabiendo que ya puedo salir, pero me quedaré otro rato aquí sólo para llevar la contraria. Recuperar la libertad será un hito de esta legislatura -el de nuestra democracia será abordar la deuda-. Habrá que empezar por las libertades que tiene confiscadas el Estado desde hace cuarenta y cinco días y hasta nuevo aviso. La cuarentena, como todos los deberes, es un contrato de doble sentido: España lleva más de cuarenta días en casa encerrada y el Estado todavía está aprendiendo a sumar las víctimas. Nada más. Por eso es lógico que a Casado se le empiecen a rebelar hasta los suyos. Una cosa es la lealtad y otra distinta apoyar tres estados de alarma consecutivos a Pedro Sánchez y sin otro plan en el Gobierno más que el virus se vaya como llegó. Dirán los socialistas y en Podemos que se están haciendo muchas cosas, lo que no se está haciendo son muchos test. Y sin test masivos no hay ningún plan.
Pablo Casado, que es leal por ‘Harvard’, es un tipo que como al menos sabe lo que es un traje se piensa que ya por eso puede ser presidente del Gobierno. Y el votante a la derecha quiere políticos que sepan hacerse el nudo de la corbata, pero sobre todo que no se diluyan ante el discurso dominante de la izquierda. Los quieren con ideas propias, que tampoco es tanto pedir. Por eso está en auge el populismo de Vox. El PP está quedando en esta cuarentena para muleta de Sánchez que aunque sea de izquierdas le gusta José Tomás, no el toreo. Porque a José Tomás, calculo, lo que le atrae no es el toreo, sino mirarse al espejo. Más que matador y presidente querrían haber sido, los dos, estrellas de rock. Y Pablo Casado un niño de San Ildefonso dándole premios a Pedro Sánchez y a su Gobierno cada quince días, con cada nuevo estado de alarma que le aprueban sin ninguna condición.
Algún día de estos volverá la libertad. Más o menos cuando al español cansado de quedarse sin trabajo, mientras espera a unos test que no llegan, le de por volver a leer el Quijote y plantearse que «la libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones…» Podría explicarle a Sánchez lo que es la libertad, si quisiera entender. No es que Sánchez sea como Sancho, un pobre borrico, sino que no tiene interés. Y las libertades de los demás se la traen al pairo. La libertad no es volver a salir en tropel a la calle sin medidas y sin criterio, pero a buen seguro tampoco es este parche en el que hemos cambiado la libertad por un sucedáneo digital sin cuestionarlo siquiera. La vida a la espera y yo vivo con el miedo que da saber a todo lo que hemos renunciado tan fácilmente, tan dócilmente, sin cuestionar.