Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
Mal gusto
«Siempre hay un político dispuesto a explicarte lo duro que trabaja, lo bien que gestiona, lo solidario que es, pero que no le toquen el sueldo»
«Hablar de dinero es de mal gusto»; aquello que nos decían cuando éramos pequeños. Pero es una cosa que nunca han entendido los políticos. Ser político en España es profesión que está realmente mal pagada, pero para los políticos que tenemos sobra. En España sobran políticos: está el político municipal, el regional, el político nacional e incluso el interestelar -porque el populismo no tiene límites-. Y es curioso que sean reversibles y sirvan para todo, lo mismo para concejal que para ministro de Sanidad.
Nos venden nuestros políticos, los de aquí, como un éxito que se han congelado el sueldo. Los de Moncloa se lo iban a subir un 0,9%, pero después de anunciarlo en medio de la peor crisis que ha sufrido España en democracia quedaba feo y al final hacen otro anuncio para decir que no lo harán, por solidaridad. Los de Castilla y León son un 0,9% mejores y más rápidos que Pedro Sánchez y compañía. Sólo un 0,9%, nada más. Y con eso deben de dormir tranquilos y encantados de haberse conocido.
Está claro que la política es el lujo de vivir más allá de la realidad, un realismo mágico de mármol y titulares donde hasta para anunciar que congelarán también la paga a sus hijos tienen que dar una rueda de prensa. Luego está la chica a la que escuchaba el otro día protestar diciendo que ella sólo quiere que reabra la hostelería, no porque quiera matar a nadie, sino porque tiene un bebé y los ERTE no llegan y los niños siguen queriendo comer -como los adultos, pero sin entenderlo- todos los días.
En España escasea el trabajo, incluso el de periodista, pero no escasean los titulares. Siempre hay un político dispuesto a darte una rueda de prensa para explicarte lo duro que trabaja, lo bien que gestiona, lo solidario que es, pero que no le toquen el sueldo. A mí se me parte el corazón mientras nos dicen que la hostelería y todo lo de alrededor deberá seguir cerrado: «Un poco más». Y el niño de esta pobre chica seguirá queriendo comer, porque a un crío no se le puede poner el hambre en ERTE y explicarle que hablar de dinero es de mal gusto.