Guillermo Garabito - Obituario

Félix Cuadrado Lomas: el pincel que aró la tierra

Y se han quedado los chopos muy quietos, enhiestos de luto, en una tierra baldía, sabiendo que ya nadie se fijará en ellos

EFE

Se ha muerto Félix Cuadrado Lomas (Valladolid, 1930). Y se han quedado los chopos muy quietos, enhiestos de luto, en una tierra baldía, sabiendo que ya nadie se fijará en ellos porque Cuadrado Lomas fue el último que miraba el vacío de una Castilla despoblada de frente y del paseo se volvía con un cuadro que pintar.

Castilla es eternamente un paisaje que sólo cabe en un cuadro. La Castilla de nuestros abuelos, áspera y dura como un sayal de penitente, la ha retratado como nadie Cuadrado Lomas durante las últimas décadas. Y ahora que se ha muerto el pintor, fundador del Grupo Simancas, colaborador de poetas como Jorge Guillén, Francisco Pino o Claudio Rodríguez, se queda esta región más vacía y sobre todo más incomprendida.

Félix, académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, era el paisajista que entendió que Castilla es sencillamente una trocha delineada en lontananza y un chopo solo en oración lenta. Que esta tierra es recta y clara como geométricos son sus terruños inconfundibles. Y que este erial es su paisaje y a él, como a un espejo, se van mirando los hombres que lo habitan hasta que acaban confundidos y fundidos en la tierra. Tipos de un heroísmo de diario y boina -igual que la que llevaba el pintor a todas partes- calada hasta el alma. Un heroísmo que, en un mundo líquido, pasa desapercibido y del que ya sólo era notario el pintor.

Castilla es recta y clara y también es testaruda y cuadrada. Un rincón obstinado como las mulas que pintaba de memoria Cuadrado Lomas -’la memoria de los años y el oficio’-. Mulas tercas abriendo cada año los mismos surco sobre el páramo y él abarcando toda Castilla con tan sólo un terruño, un chopo, una mula y algún que otro palomar. Los cuadros del pintor son un paisaje lleno de un dinamismo quieto de eternidad. Y un paisanaje: labriegos de manos como panes, manos de pan llevar. He ahí Castilla y el solar de nuestros abuelos. Y así queda retratado por el pintor en su más de medio siglo de lienzos.

Años -muchos- han pasado desde que Cuadrado Lomas empezase a destacar en la galería ‘Castilla’ de Eliseo Moro en la capital del Pisuerga. Pero la sencillez de elementos en la pintura de Cuadrado Lomas acabó trocando en un misticismo frugal en el que se salva lo importante, en el que se salva Castilla y su esencia, que no es otra que un pintor trabajando afanadamente con sus manos… pintando nuevas tierras que poder arar.

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