Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
Cuando esto acabe
«...Por desgracia cuando esto acabe -casi seguro- seremos exactamente los mismos. Empachados de muertos sin nombre, de estadísticas y morgues con las costuras a punto de reventar. Ocurrirá como después de la crisis económica...»
No hago más que leer que cuando esto acabe seremos otros. Nosotros, los mismos que cada 31 de diciembre nos juramos ir al gimnasio, salir a correr, visitar a los abuelos, a los padres, rescatar amistades viejas, comer menos carne roja, leer más libros, perder menos el tiempo… Conozco, incluso, a uno que se propuso tener un hijo un 31 de diciembre. Y lo mantenemos hasta el día 1 de enero que la vida y la resaca nos vuelven a pasar como cada año por encima.
Cuando esto acabe, la ciudad seguirá siendo la misma. La vida la retomaremos en un 14 de marzo de algún día de mayo. Habrá rosales en flor para recibirnos. Pero cuando esto acabe no habrá ningún Real Decreto que nos obligue ya a ser otros, a ser mejores, a ser extremadamente cívicos como en esta cuarentena. Ya no seremos cabezas asomadas a una ventana, con tiempo para los nuestros y para los muertos. Cuando esto acabe habrá huérfanos de padres, de abuelos, de parientes lejanos, de amigos y desconocidos. Habrá parados, arruinados, autónomos exhaustos y una legión de héroes que volverán de la guerra sin medallas. Cuando se vuelve del frente se corre el riesgo, como Alatriste y el teniente Dan, de pasar a ser inadaptados. Porque, para cuando esto acabe, muy probablemente estaremos ya a otra cosa. Y es que no habrá aplausos a las ocho de la tarde.
«Cuando esto acabe» es la frase que más leo estos días en Twitter. Esa y «éramos felices y no lo sabíamos». «No lo sabrías tú, gilipollas», que respondió Chapu. Pero por desgracia cuando esto acabe -casi seguro- seremos exactamente los mismos. Empachados de muertos sin nombre, de estadísticas y morgues con las costuras a punto de reventar. Ocurrirá como después de la crisis económica, que sólo estábamos esperando para volver a hacerlo igual.
No digo yo que haya algún chino esperando a comerse otra vez un pangolín, eso no. Lo que sí que habrá es demasiada gente esperando a abrir las puertas, en vez de las ventanas, para salir corriendo y olvidarse muy rápido de todo esto. De la muerte, de los muertos de hoy y de los de mañana. La muerte es un asunto para adultos.