Castilla lives matter

Me obsesionan los pueblos, lo reconozco y su decadencia fiera, cada año un poco más solos, un poco más muertos. Los muros de adobe hundidos sonríen como sonríen, sin dientes, los viejos. Las casas abandonadas siempre tienen una gasolinera cerca porque las gasolineras son el triángulo de las Bermudas en el que van desapareciendo los pueblos. De pasear por la Castilla áspera aprendí que las bolas de matojos que ruedan por las calles desiertas se llaman estepicursores. Uno le va poniendo nombre a la realidad que le toca vivir y la soledad de los pueblos cada vez es más real y más incierta. Cada legislatura los políticos dicen estar más preocupados por la despoblación y cada cuatro años los pueblos van a peor. Por ese procedimiento lógico sería más rentable que los políticos no se preocuparan más por el futuro de los municipios pequeños y así es probable que les fuese mejor. Es una hipótesis que de momento no podré comprobar porque esta semana se ha celebrado en Soria cumbre trilateral contra la despoblación con los presidentes de las dos Castillas y Aragón. Desde hace años tengo la sensación de que las cumbres son las vacaciones donde los políticos calman sus conciencias sobre el tercer mundo, el ecologismo, la devaluación de la moneda, el futuro en general y la despoblación en particular. Algo así como un voluntariado en África porque queda bien en el currículum. Un fustigarse por problemas que les vienen grandes. Habrá un año donde les veamos pasear en las cumbres con camisa hawaiana y una de esas pulseras de todo incluido, porque para lo único que sirven estas reuniones con títulos tan rimbombantes es para confraternizar.

Para repoblar España adentro lo que hace falta es poner de moda el teletrabajo y Yolanda Díaz no está por la labor. Es necesario, también, que dejen de existir puntos blancos -que pienso yo que habrá que cambiarle el nombre a este problema digital para evitar que suene racista y lo criminalicen L’Oréal y Echenique -. Los puntos blancos son todos aquellos lugares donde a las compañías no les sale a cuenta llevar internet ni siquiera subvencionadas y estos lugares se quedan así, en el limbo de los justos viendo como les pasa de largo el futuro. Aquí deberíamos empezar a escribir pancartas que recen Castilla lives matter.

Si quieren dar ejemplo de lucha contra la despoblación yo propongo que la próxima cumbre la organicen en un pueblo de verdad, de los de 20 habitantes y no en Soria -que se parece mucho- pero todavía está mejor. En La Mudarra estoy seguro de que les pondríamos todos los medios para poder celebrarla y la despoblación no se reduciría, como en todos los acuerdos que se han firmado estos últimos años -hagan la lista porque son muchos-, pero al menos sostendrían en los descansos la cafetería del pueblo.

Estas cumbres tienen la misma utilidad que el horóscopo, calmar a unos cuantos crédulos que quieren que les digan que en el futuro les irá mejor.