Guillermo Garabito - LA SOMBRA DE MIS PASOS
Cansancio institucional
«El personal está cansado de Pedro Sánchez los sábados en televisión sin decir nada en su «Sálvese Moncloa». Pedro Sánchez, que es una mezcla entre Jorge Javier y Ferreras queriendo copar a todas horas la parrilla de televisión»
La gente está hasta las narices de que los papeles hablen de la cuarentena, de las fases -cuando aquí seguimos en fase 0-, de la desescalada y de todos esos tecnicismos que acuñaron escritores sin suerte que trabajan de negros en algún ministerio honradamente. Este Gobierno necesita escritores de verdad. No como aquellos de ciencia ficción que contrató Macron para imaginar cómo sería un posible ataque en el futuro y que ahora, espero, estén todos en la calle. Necesitan escritores para que Pedro Sánchez aprenda a decir algo, lo mismo nos da ya que sea interesante o no.
Hasta entonces, todos los niños bien que primero convirtieron en su ídolo parlamentario a Aitor Esteban, ahora quieren imponernos a Fernando Simón. Fernando Simón, que cuando esto acabe, será la cabeza de cartel de algún festival de esos de camisa de manga corta. Fernando Simón y Taburete. La gente está cansada de los test que el Gobierno dice que ha hecho y los organismos internacionales dicen que no. Cansada de vivir cada día en este bucle de coronavirus, negocios cerrados y políticos hablando de que todo llegará en «las próximas semanas» mientras siguen pasando las semanas y los negocios siguen cerrados y los políticos vuelven a hablar de que ya, si eso, en las «próximas semanas».
El personal está cansado de Pedro Sánchez los sábados en televisión sin decir nada en su «Sálvese Moncloa». Pedro Sánchez, que es una mezcla entre Jorge Javier y Ferreras queriendo copar a todas horas la parrilla de televisión. Yo ya me niego a seguir las comparecencias del presidente, porque cuando uno se quita es cuando empieza otra vez la normalidad. Esta normalidad que tiene una primavera reventona esperando a que nos dejen salir de casa más de un kilómetro a la redonda, a que volvamos a ser personas y no perros a los que les permiten salir dos veces al día y nada más. Decía Mercedes Cebrián que la nueva normalidad se parece bastante al franquismo temprano: «colas, escasez, verano en el pueblo…» Leo que en Múnich se han reunido tres mil personas para protestar contra las restricciones y lo primero que pienso es en la distancia social… Con este pensamiento tal vez nos merezcamos este confinamiento sin fin en el que estamos
La gente lo que espera de los periódicos después de estas nueve semanas es un negroni, un trabajo, no conocer a nadie en las esquelas de ese día y que publiquen de una vez cuando podrá retomar su libertad. Quieren que los papeles de hoy sean una terraza soleada. Y no me parece tanto pedir. Por eso estos días me dan ganas de dejar esta columna en blanco, porque es la única forma eficaz de no hablar del coronavirus que se me ocurre. Tanto bombardeo continuado de los ministros con la propaganda le mata a uno la prosa. Yo quiero volver a tener la prosa como de jardín de La Mudarra y no ésta de burócrata, de experto de los que hay que ocultar.