Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

¡Bendita inocencia!

Imagen del pleno en las Cortes celebrado este martes HERAS

Los niños se aferran tanto a los padres el primer día de curso que algunos este martes se llevaron a los suyos al juramento como procurador de las Cortes. Las criaturas, formalistas y rubias, aplaudían pensando que mejor mañana no lloraban y se iban al colegio sin protestar, que es bastante menos aburrido. Incluso yo hubiese preferido estudiar el primer día de infantil la lista de los Reyes Godos. Septiembre es un llanto reprimido, se tenga la edad que se tenga. Quizá por eso sus señorías estaban nerviosas ayer. Hablaban con este tono de voz excesivamente suave que se pone ante una situación nueva donde se puede meter la pata. Esto le ocurre mucho a mi amigo Juan, cada vez que le llama su novia. Y ayer todas las novias debían de estar en el hemiciclo.

Lo más destacado de este curso es que PP y Cs se aplauden juntos. Se aplauden como si el refrán dijese que «la familia que aplaude unida se mantiene unida». El primer día de curso se intenta ser gracioso a toda costa, que es lo que les pasó ayer en sus intervenciones a la mayoría de sus señorías en el pleno. Lo difícil es mantener el humor -ya no digamos inteligente– durante toda la legislatura. También está el que se pasa de gracioso, como Virginia Barcones, llamando en su dúplica «machista» a Igea, porque la guerra de la oposición esta legislatura es la misma de Pedro Sánchez y Carmen Calvo contra el mundo: llamar machista a todo el que no sea sanchista. El PSOE culpó de todo al Gobierno regional, que es la única forma de hacer oposición que se me ocurre. Este tipo de oposición constructiva siempre es de agradecer, precisamente porque consiste en ahorrarle tiempo al ejecutivo sabiendo de antemano por dónde van a salir sus señorías de la bancada de enfrente. Sólo les quedó culpar a la Junta de la sequía. Y de haber sido Carnero yo habría respondido que se estaba trabajando en ello, rogativas y triduos para los próximos domingos. El primer día de curso siempre se congenia con el compañero de pupitre. Mañueco e Igea –presidente y vicepresidente– parecían ayer «Zipi y Zape». ¡Bendita inocencia! No saben lo largo que se puede hacer el curso.

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