Guillermo Garabito - Pasaba por allí

«Aplauda aquí»

Hasta que Francisco Igea no votó, en su partido (Cs) no se quedaron tranquilos. Es la única forma en la que se explica que estuviera ayer por la tarde allí sentado José María Espejo

Igea saluda a Mañueco tras ser investido presidente F. HERAS

GUILLERMO GARABITO

Menos mal que han hecho presidente a Alfonso Fernández Mañueco, por fin. Tanta intriga política es una ordinariez, una falta de decoro, y más en medio del verano. Que los periódicos tengan para ocupar todas sus páginas con los pactos electorales está matando la literatura. Dónde quedan los reportajes estivales sobre los topillos… Así no hay quien escriba cosas interesantes de verdad.

Menos mal que ya han votado sus señorías y Mañueco será el nuevo presidente de la Junta de Castilla y León. Ya podemos volver a darnos a la literatura, que a este paso corríamos el riesgo de resultar tediosos, como lo es lo del Gobierno nacional y Pedro Sánchez, que lleva de vacaciones desde abril. Sus señorías -al menos las de PP y Ciudadanos- en esta tierra han escogido al mejor presidente posible, porque un presidente burócrata y poco locuaz deja al personal tranquilo en verano y si me apuran, casi, hasta la legislatura entera.

Ya nos preocuparemos en septiembre, mire usted, de ver cómo se desarrolla un gobierno conjunto. De ver si Igea le roba protagonismo a Mañueco o si para una vicepresidencia, y ser el nuevo de Santiago Juárez, le falta experiencia política al de Cs. Pero es que con tanta regeneración, entienda el lector, no hay quién la adquiera. Por si a caso ayer se brindaron caricias el presidente y su vicepresidente en sus respectivas intervenciones. Mañueco, quizá en exceso, como un novio cumplido defendiendo la honra de su prometida. «Aunque sepa defenderse él solo muy bien», como repitió numerosas veces. Le quedaron excesivos los guiños a sus nuevos compañeros de Ciudadanos. E incluso alguna parte hasta podría decirse que parecía dictada por el mismo Igea al hablar de la unidad nacional.

Y lo que conviene que entiendan rápido, uno y otro, es que los dúos en España sólo funcionan cuando son cómicos. Tip y Coll, Pajares y Esteso, Mari Carmen y doña Rogelia, Aznar y Bush…

Igea prometió dar su «apoyo hoy» y mañana su esfuerzo a este nuevo gobierno. Pero hasta que no votó, en su partido no se quedaron tranquilos. Es la única forma en la que se explica que estuviera ayer por la tarde allí sentado José María Espejo. Al líder regional de Cs le han hecho un marcaje hasta el final que más que de la casa, le hacía parecer el enemigo. «Es el enemigo, que se ponga». La estampa, por casualidad, quedó graciosa. Espejo sentado junto a la esposa y los suegros de Mañueco. Tal vez con esto de que Cs le ha hecho presidente, quizá Espejo sea ya parte de la familia. Tudanca, eterno opositor, incluso cuando las urnas le sacaron victorioso, hizo un buen discurso que le destrozaron en su equipo. Nos lo repartieron a la prensa, como de costumbre en este tipo de sesiones, con la salvedad de que ayer venían pautados en el papel los huecos para los aplausos. ¡Qué error! Nos dieron la misma versión a la prensa y a los procuradores en un descuido o esperando que aplaudiéramos junto a los suyos -tal vez con la esperanza de que le levantáramos la moral-.

Y efectivamente la bancada socialista fue arrancándose donde se les había marcado. La entrada la marcaba Virginia Barcones tocando las palmas como si de un cuadro flamenco se tratase. Bendito Juan Ramón. Cuánta verdad en lo suyo: si os dan papel pautado, escribid por el otro lado.

Y es que sus señorías deberían leer esta cita y de paso toda la obra de Juan Ramón, que tan difícil parece de aplicar en la política actual. Puede que por esto las Cortes de Castilla y León se hayan convertido en un club de lectura donde sus señorías van a hablar de los libros que han leído un día sí y otro también.

Lo puso de moda Pablo Fernández de Podemos, que empezó con ello la legislatura pasada entre tanta cita literaria. Y ahora le siguen la corriente Mañueco e Igea. El uno citando a Baltasar Gracián y el otro cerrando su intervención con Miguel Delibes. Ese parlamentarismo sí que acongoja… Cuando un pleno podría pasar por una tertulia del Gijón más que por el trámite de una sesión de investidura.

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