La Guardia Civil ha detenido este año a 34 personas por incendios forestales

En 54 fuegos se han calificado delitos por responder a graves imprudencias o haber sido provocados

Incendio en Gavilantes-Pedro Bernardo (Ávila), en junio de este año, que arrasó 1.415 hectáreas ICAL

A veces son gestos que pueden parecer inocentes, como una barbacoa o fumarse un cigarro, pero que en el lugar inadecuado se convierten en negligencias que pueden desatar el caos . Otras son acciones deliberadas , como una cerilla arrojada en una zona con abundante vegetación seca, uno de los mejores combustibles. Más de 1.300 incendios registrados en este 2019 se corresponden a negligencias, accidentes o intencionados . Unas llamas en las que la dificultad para dar con pruebas que apunten a una autoría siguen complicando mucho la tarea de identificar a los responsables. Aún así, cada caso es investigado y en este presente año al menos 34 personas han sido detenidas en Castilla y León por su implicación en fuegos y puestas a disposición judicial.

Son los datos que maneja la Guardia Civil, que durante toda la campaña de prevención de incendios mantiene una permanente coordinación con personal responsable de la Sección de Incendios de la Junta de Castilla y León, técnicos de extinción y demás personal que interviene en la gestión de las llamas, con el intercambio constante de información y reuniones periódicas. Seprona y agentes medioambientales firman el informe de las causas que originan cada incendio en la búsqueda del total esclarecimiento de los hechos, que en el presente año se ha traducido en un mayor número de detenidos. 26, ocho menos, fue la cifra de 2018, uno de los mejores años en materia de fuegos.

Durante la campaña de 2019, la Guardia Civil de Castilla y León investigó un total de 363 incendios forestales producidos en la Comunidad, de los cuales en 118 fueron esclarecidas las causas que los motivaron. 54 de ellos fueron catalogados como delitos por deberse a imprudencias graves o acciones deliberadas con el propósito de hacer arder el campo. Además, también se formularon 194 denuncias administrativas en las que se detectó una infracción sin que llegara a enmarcarse como delito.

León , una de las provincias que cada verano adolece más de los daños de los fuegos forestales, ha sido la que mayor volumen de detenidos ha registrados con un total de 20 personas arrestadas por su implicación en 17 incendios . La mayoría fue por imprudencias, al no haber puesto el debido cuidado y creado con su actuación un riesgo previsible y evitable en las actividades agrícolas o forestales.

Más de 1.700 fuegos

En total, durante la última campaña estival se registraron una suma de 1.704 incendios en Castilla y León. De ellos, 1.373 no fueron por causas naturales . El volumen de hechos analizados por la Guardia Civil equivale al 27 por ciento de todas las llamas intencionadas o derivadas de accidentes y negligencias y sólo se ha apreciado delito en un cuatro por ciento de estos casos y eso que más de la mitad del total fueron provocados deliberadamente (hasta 927). Ello revela el gran escollo de la lucha contra estos daños contra el patrimonio, la falta de responsables de cientos de supuestos en los que no se ha podido determinar qué o quienes prendieron la mecha.

De esta forma, hay situaciones en las que es más fácil que otras dar con la causa. Muchos incendios en los que se constata la presencia de la mano del hombre responden a negligencias o accidentes asociados a prácticas agrarias y ganaderas inadecuadas. Los expertos apuntan a que cuando se trata de casos en los que una maquinaria ha provocado una chispa o una quema de rastrojos que se inicia en una finca se va de las manos es más fácil dar con la causa que cuando se da con una colilla en una cuneta o cuando se produce en pleno campo una llama por venganzas, disputas entre familias o la búsqueda de un interés económico vinculado con la caza o la actividad primaria. Peor aún cuando es un pirómano, concienzudo y experto que simplemente disfruta provocando ese daño.

La pasada campaña de incendios ha sido una de las que mejores cifra s ha presentado en la última década. Pese a que el verano se presentaba complicado por la sequía y la temprana llegada de las olas de calor, la superficie arbolada quemada ha sido un 58 por ciento inferior a la media de los diez años anteriores. El volumen de fuegos se mantiene en la media.

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