La gallinas de los huevos «verdes» de Salamanca
El cruce de razas en precedentes generaciones de estos animales ha permitido esta extraña producción al avicultor salmantino Félix García Delgado, que defiende su explotación «ecológica»
Huevos morenos, blancos y ahora también azules y verdes son los produce el avicultor salmantino Félix García Delgado, quien lleva un «montón de tiempo» con gallinas, pero más de lleno desde hace dos años. Alimenta a sus 650 aves de las razas leghorn, isa brown, araucana y ameraucana, que es la que pone los huevos verdes, de forma «completamente ecológica con agua y piensos certificados» que adquiere a una empresa de Ávila.
Sus animales están en libertad en una explotación de la localidad de Carrascal del Obispo y es por ello por lo que logra una mejor producción. «Las que ponen huevos verdes y azules lo hacen de febrero a octubre. Cuando empieza a venir el frío dejan de hacerlo», explica García, quien reconoce que en conjunto saca una producción de unos 600 huevos diarios que vende en tiendas y en supermercados.
«Los verdes a sitios gourmet y son un poquito más caros», apostilla el ganadero, que explica que la diferencia entre los azules y los verdes con el resto –blancos y morenos- «es que son más pequeños, la yema es más espesa, más amarilla, más natural porque no tiene ningún colorante. Es otro tipo de huevo y el sabor es distinto».
«Enamorado» de lo ecológico y contento de cómo le van las cosas –su producción es demandada, sobre todo, por restaurantes que lo emplean para hacer postres y también para huevo hilado y bollería-, revela que el centenar de gallinas que pone los huevos verdes y azules no lo hacen a diario, sino «un día sí y otro no» y que son animales que tienen «una vida productiva de cuatro años frente a las otras que llegan a los 20 ó 25 meses».
Atribuye a razones económicas la dificultad de vender los huevos azules y verdes, que lo hace a seis y ocho euros la docena, respectivamente, respecto a los de jaula y camperos que son más baratos y por los que suele inclinarse mayoritariamente el consumidor.
García Delgado afirma que las gallinas, a las que no se les pone ningún medicamento, tienen que entrar y salir el mismo día de la explotación, que todas tienen la misma vacunación y que son frecuentes los controles sanitarios y no sólo de las aves, sino también del pienso, de los huevos y del agua.
Convencido de que «lo poco y lo rural tendrá más futuro que las grandes empresas» asevera que los huevos verdes y azules «no están extendidos, aunque a nivel particular haya gente que los produzca». Las gallinas, que son caras –sobre 95 euros con 17 semanas- llegan a su explotación a punto de poner. «Se las encargo a una granja. Le digo que me haga esta mezcla o aquella y por eso he sacado el huevo verde. Primero hay que sacar el azul, que sale de la raza leghorn con un gallo de gen azul y luego ese azul hay que meterle el marans, que es de color chocolate y las crías resultantes lo hacen poniendo huevos verdes. Es un proceso de dos o tres generaciones», concluye.