JUICIO POR EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCO
Gago reitera su «inocencia» entre lágrimas y Triana se queja de las «mentiras» de los testigos
La autora confesa de los disparos, Montserrat González, no hizo uso de su turno en la última sesión del juicio
Tras la lectura de las conclusiones finales e informes, las acusadas por la muerte de Isabel Carrasco Triana Martínez y Raquel Gago se dirigieron al jurado. No así, la autora confesa de los disparos, Montserrat González. De pie, frente al micrófono, y con gesto compungido Triana subrayó que le dio «mucha pena escuchar a los testigos, que vinieron decir mentiras». La acusada lanzó así sus críticas hacia los declarantes solicitados a petición de su defensa en las diferentes sesiones. Según dijo, ocultaron la verdad al jurado o, al menos, no respaldaron lo que ella consideraba su verdad. «Dijeron que no me conocían, que no eran amigos míos, otros desaparecieron y algunos estuvieron ausentes, no han querido venir», apuntó contrariada.
Triana también quiso hacer referencia a que «el incidente» de tipo sexual que, según ella, tuvo con Isabel Carrasco en 2010 se lo contó a su psiquiatra «tristemente fallecido» porque la trató en un «ambiente distendido» y en un tono amable» que le hizo sentirse «cómoda», mientras que las médico forenses que analizaron su grado de imputabilidad fueron «especialmente bordes» con ella y con su «mamá». No les quitaron las esposas pese a que se lo pidieron e «insistieron muchísimo en las preguntas del sumario» cuando su abogado les había dicho que no podían hablar nada de eso.
La última en intervenir fue Raquel Gago. No había pronunciado ni la primera frase cuando rompió a llorar . Con sus palabras cerró la última sesión del juicio, en la que aprovechó para señalar, mirando siempre de cara al jurado, «soy inocente». Entrecortada y reconociendo su «nerviosismo», la acusada relató que entró un día en Comisaría como testigo y «salió como imputada». Después de eso, pasó ocho meses y medio en prisión. «No quiero explicarles lo que es eso», afirmó. No conocía a la víctima, a Isabel Carrasco, y -por primera vez en el proceso- afirmó que no desea «a nadie lo que le ha ocurrido». Los que la conocen y han estado a su lado, dijo, «saben cómo soy», mientras que a los que la juzgan sin saber cómo es les lanzó la advertencia de «allá su conciencia».
«No les pido que se pongan en mi lugar, pero pónganse en el de mis padres y mis hermanos e imagínense lo que han pasado en este tiempo», continuó Raquel Gago. Ella salió en libertad a finales del mes de enero de 2015 , pero en todo este tiempo aseguró que no ha podido tener «vida», pendiente como estaba de un proceso que «hasta que no se aclare no te permite hacer nada». Por último, quiso agradecer la confianza depositada en ella a su abogado, Fermín Guerrero, y a todos los que «siempre han estado ahí», apoyándola en estos momentos. Al jurado le lanzó una última petición: «Miren y escuchen lo que se ha dicho aquí. Soy inocente».
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