«En las fotos de Sara de su último mes de vida se la veía demacrada y extremadamente triste»
Los agentes que comunicaron la muerte de la pequeña a la madre aseguran que ésta se limitó a agachar la cabeza y emitir un «ligero sollozo»
«Agachó la cabeza, emitió un ligerísimo sollozo y como si nada». Ésa fue la reacción que tuvo Davinia, la madre de la pequeña Sara, al conocer la muerte de su hija a causa de presuntos malos tratos que se le imputan a ella y a su expareja, tal y como narraron ayer varios agentes en la quinta sesión del juicio por el caso de la muerte de la niña en el verano de 2017. Los distintos policías nacionales que formaron parte de la investigación que ayer testificaron en la Audiencia Provincial de Valladolid, coincidieron en destacar la frialdad de la progenitora . Recalcaron cómo la ofrecieron en varias ocasiones parar su declaración y «tomarse un tiempo» ante una noticia de ese calado.
La reacción cuadraba con lo sucedido un día antes, cuando la pequeña ingresó en el hospital en parada cardiorespiratoria y a su madre se la citaba en las dependencias policiales como detenida para declarar. Cuando se le informó de las sospechas sobre ella, «se levantó de la silla y dijo que se iba a casa porque tenía que trabajar. Su hija estaba en muerte cerebral y quería ir trabajar... », apuntó un agente.
Uno de los principales asuntos que se abordaron ayer fue el contenido de los teléfonos móviles de Davinia, de su expareja -que había borrado los mensajes de Whatsapp-, y de la hermana mayor de Sara. De ellos, la Policía extrajo miles de fotos entre las que había muchas de Sara. En las mismas, apreciaron cómo la niña pasaba de mostrar una imagen «alegre» y «riéndose» a una «extremadamente triste» y «demacrada» en su último mes de vida, en el que se empezaron a detectar posibles signos de maltrato y en el que el entonces nuevo novio de su madre entró en sus vidas. Además de la fotos, dieron con un vídeo en el que la niña pedía el móvil de su madre y le dicen que está en el dormitorio en el que está Roberto. Entonces ella «se asustó», se «sentó» y decidió «no ir por él».
Por otro lado, los agentes destacaron como su hermana, de 12 años, entró en varias «contradicciones» y «cambió de versión» sobre los hechos del día en el que la pequeña tuvo que ser trasladada al hospital en un intento frustrado de salvar su vida y sobre la posible actuación de Roberto.
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