Coronavirus
Estos son los criterios que determinarán el paso a la fase 1 en Castilla y León
Además de una baja incidencia, se tendrá en cuenta el número de PCR por caso y la capacidad de respuesta médica
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La consejera de Sanidad, Verónica Casado, echo mano ayer del rico refranero español para apelar de nuevo a la «prudencia» porque «si damos pasos en falso o hacemos una desescalada abrupta podríamos volver a la casilla de salida». Por ello, recurrió al «vísteme despacio, que tengo prisa» y recordó que aunque «todos tenemos mucha prisa» y «estamos aburridos de estar en esta situación», es «muy importante hacer la desescalada con mucha cabeza».
Casado avanzó en rueda de prensa que a última hora de la tarde remitirían al Ministerio de Sanidad un nuevo listado en el que propondrían aquellas zonas básicas de salud que no entraron por cuestión de tiempo (14) y «unas cuantas más», que no quiso detallar por mucho que se le preguntó, remitiéndose a la rueda de prensa de hoy tras el Consejo de Gobierno. Lo que sí ofreció fueron los criterios que se han tenido en cuenta para esta segunda propuesta y que se mantendrán a la hora de proponer las zonas que pasen a la fase 1, recordando que han sido definidos por un grupo de expertos con el vicepresidente Francisco Igea a la cabeza. Así, citó en primer lugar la necesidad de que haya una incidencia acumulada en los últimos 14 días de tres o menos casos por cada 10.000 habitantes y de un caso o menos en los últimos siete días, y que el número de PCR realizadas en la zona entre el número de casos sospechosos sea de más de dos PCR por caso.
Criterios a los que también sumó otros condicionantes sanitarios imprescindibles, como que haya un profesional de vigilancia epidemiológica por cada 5.000 habitantes; que en los centros de salud se hayan establecido todos los protocolos necesarios sobre los registros de casos y el rastreo de contactos, así como aquellos para el manejo de las residencias de mayores; que los coordinadores de los centros hayan recibido información sobre su inclusión en la desescalada, la disposición de equipos de protección y la disponibilidad suficiente de camas hospitalarias y de las UCIs. «Estamos manteniendo unos criterios conservadores y flexibles», defendió la consejera insistiendo en que antes de añadir esa zona a la propuesta de desescalada se ha comprobado la facilidad de disponer de PCR, y se ha valorado con el gerente la «trazabilidad».
No obstante, reiteró que aunque una zona pase de fase no significa que haya llegado a la «normalidad», ni que «los adolescentes puedan hacer botellón y que nos podamos acercar sin mascarilla a las puertas de los bares» porque «el coronavirus sigue estando entre nosotros», y recordó que países que han destacado por la gestión de esta crisis como Alemania o Corea «están teniendo rebrotes», porque «un solo caso que no esté controlado puede provocar una situación grave». En este sentido, explicó sólo tres provincias a día de hoy tienen el número reproductivo del virus inferior a 1 como es aconsejable; Ávila, Burgos y Soria.
Advirtió la consejera también que todavía es pronto para conocer cómo se han comportado aquellas zonas que pasaron de fase el pasado 11 de mayo, igual que lo es para que España consiga esa «inmunidad de rebaño» que requeriría un número muy alto de infectados. Respecto al problema de las mascarillas, aclaró que todas venían certificadas y homologadas por el marcado CE, pero no tenían «el suficiente filtrado» para declararlas FFP2 y FFP3 , por lo que serán devueltas a los fabricantes. Desconoció saber el número de afectadas y aunque se cree que «no han sido utilizadas», se está investigando.
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