Esto sí que urge

Más de trescientas mil personas en pequeños pueblos de Castilla y León no tienen acceso a internet o si lo tienen, es a una velocidad de descarga que roza el ridículo. No es una noticia menor, porque la brecha digital somete a estos pueblos al aislamiento y a la muerte definitiva. Estar desconectados es estar fuera del mundo de las oportunidades.

El hecho de que se deje de prestar este servicio por Iberbanda, aunque finalmente se asegure el de los centros críticos, deja a los vecinos en una situación de desamparo, porque todo aquel que necesite la red para su actividad se verá abocado a irse del pueblo y a renunciar a las oportunidades que el medio rural podría ofrecerle. Llevo años, muchos años, escuchando a los políticos hablar de la extensión de la banda ancha al medio rural. Leo que en el 2020 Europa anuncia la universalización de internet y compruebo que en Castilla y León vamos a menos: pueblos que tenían acceso a la red, aunque no fuera el mejor, lo pierden y en lugares tan sensibles, como la raya de Portugal, la única cobertura móvil que hay es la que brindan los operadores portugueses.

Difícilmente podemos defender una apuesta por el medio rural si la vía de comunicación mas universal y generalizada en el mundo desarrollado no llega a nuestros pequeños pueblos, esos que pueden tener el enganche de futuro en el turismo rural, en el teletrabajo o en la modernización de las actividades del agro y la ganadería. ¿Quién va a ir a los pueblos si no pueden enviar un correo, un mensaje o simplemente hablar por teléfono? Estamos ante una necesidad de primera, vector clave para el desarrollo de otros servicios y prestaciones como las que afectan a la salud. Si nos preocupa el mundo rural, urge poner encima de la mesa un plan que haga que Castilla y León salga de la cola en la cobertura de las nuevas comunicaciones.