Sociedad
«En este examen entran en juego muchas vidas»
Más de 18.000 opositores compitieron este domingo por 392 plazas de enfermería de Sacyl
Un total de 18.643 enfermeros de toda España se examinaron ayer en Salamanca, Valladolid y León para conseguir una de las 392 plazas ofertadas por Sacyl, una convocatoria que llegó tras ocho años en blanco y después de que hace ahora un año vieran, a una semana de examinarse, como el Tribunal Superior de Justicia suspendía la convocatoria. Salamanca fue una de las citas, con 7.000 opositores, repartidos en una docena de facultades. Casi un año después de aquella convocatoria fallida y aguantado el frío antes de entrar al ansiado examen, los opositores hacían «cola» en las distintas facultades. Acompañados de familiares y amigos, algunos intentaban calmar los nervios, que competían con las ganas de acabar este proceso, de otros. A las 10.00 horas comenzó el llamamiento de los aspirantes al turno libre. A las 11.00 horas se cerraron las puertas y se hizo el silencio. Sobre el papel, 90 preguntas y 130 minutos para este examen en el que entran juego «muchas vidas», como relataron algunos familiares que se mantenían en los pasillos.
Llegados de numerosos puntos del país, desde Santander unos padres esperaban sentados «un poco nerviosos» a su hijo, que por primera vez se enfrentaba a un examen de oposición. «Aunque él ha tenido la suerte de acabar y empezar a trabajar, quería pasar por esta experiencia y aquí estamos», explicaba la madre a Ical.
Algunos venían por primera vez a Salamanca desde Murcia para «intentar sacar la plaza», como contó el marido de una opositora veterana, que también se presentó en Andalucía «donde aprobó». «Si no sale aquí, se presentará en Valencia, y en nuestra comunidad», reía nervioso. Entre los pasillos resultaba curioso ver a algunas mamás con sus niños en brazos o en los carritos, esperando, entre nervios, ser convocadas. Y es que en la Facultad de Derecho se habilitó un aula de incidencias , en la que en esta ocasión tres madres lactantes pudieron hacer el examen con la tranquilidad de poder atender a sus bebés. Desde la organización, explicaron que «el tiempo que estuvieran fuera, se les añadiría después» para que tuvieran las mismas oportunidades que el resto. Y así fue. La salmantina Sara Camaño se ausentó unos minutos del examen para atender a su hijo de pocos meses y pudo regresar al examen sin problema. «Es un gesto que se agradece», aseguró al terminar el ejercicio.
Desde Ávila llegó Joaquín Vaquero, un enfermero opositor que salía «descontento del examen», que hizo en el aulario de San Isidro. Según explicó «había muchas preguntas del temario general sobre legislación y pocas del específico». Joaquín calificó el examen de «medio-alto» para el que lo hubiera preparado «muy bien». Asegura que la gente se presentaba con muchos nervios y cansada de esperar esta «ansiada convocatoria». Otros opositores consideraron que el ejercicio fue «organizado y asequible», como lo definió Laura Cordiales, que llegó desde Asturias «para probar suerte».
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