La esencia de Gaudí en Astorga

La reciente restauración del Palacio Episcopal recupera espacios casi desconocidos y abre posibilidades de investigación en un edificio poco estudiado, según se ha puesto de relieve en el tercer congreso mundial del arquitecto

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CAMINO MONJE

El palacio episcopal de Astorga (León) había sido destruido por un incendio cuando el obispo Juan Bautista Grau (Reus, Tarragona, 1832-Tábara, Zamora, 1893) pensó en su paisano Antonio Gaudí (Reus, 1852-Barcelona, 1926) para construir uno nuevo. El arquitecto aceptó el encargo en 1887 y dos años después comenzarían las obras. El desenlace de la aventura astorgana de Gaudí fue tormentoso: al morir el prelado, se desatan las desavenencias con la junta diocesana de reparación de templos y abandona el proyecto sin concluir.

Veinte años tardaría en rematarse la construcción, con los trabajos para terminar la última planta y la cubierta dirigidos por el madrileño Ricardo García Guereta (1906-1913). La etiqueta de «obra inacabada de Gaudí» ha negado el pedigrí que reclaman algunos expertos para el Palacio Episcopal astorgano, uno de los tres únicos edificios que el arquitecto firmó fuera de Cataluña (junto al Capricho de Comillas y la Casa Botines de León).

El III Gaudí World Congress que se celebra entre este año y el próximo ha desarrollado este mes de julio la actividad programada en Astorga, sede del evento junto a Barcelona, Pekín y Rancagua (Chile). Expertos de varios países han coincidido en subrayar que la temprana obra del autor en Astorga encierra muchas de las claves de su personalísima arquitectura. Entre ellos, el arquitecto japonés Tokuthosi Torii, quien ha señalado la «capital importancia» del palacio episcopal «para que el joven Gaudí desarrollase su estilo». O el hispanista estudioso del Parque Güell Conrad Kent, que apuntó los numerosos «vínculos fructíferos» entre la construcción leonesa y otras de sus obras.

El congreso se ha convertido en una invitación expresa a profundizar en esas claves, a promover la investigación sobre un edificio poco estudiado aún. Las recientes obras de restauración, realizadas entre 2013 y el pasado año, han recuperado espacios prácticamente desconocidos que pueden aportar nuevos datos sobre el hacer de Gaudí.

En ese aspecto insiste la directora de la restauración, Cristina González Rebollo, quien reivindica las «esencias» gaudinianas del palacio episcopal y asegura que la parte no atribuible al autor no supera el 25% de la construcción. Apenas existe documentación de la fase realizada por García Guereta, que, sin embargo, pudo no traicionar tanto los planes gaudinianos como se ha dicho.

«Si bien la cubierta no es de Gaudí, todo el sistema de evacuación de aguas ya estaba concebido en las plantas primera y segunda con canales, arbotantes, bajantes verticales, todo eso responde a la configuración de las terrazas y las cubiertas. En la segunda planta, sí que es verdad que hay dudas sobre si a ese espacio central tenía pensado Gaudí darle iluminación natural, pero en cuanto al volumen era así como estaba planteado», justifica González Rebollo.

La directora de la restauración se suma a la teoría de que el autor ensayó en Astorga elementos que después aplicaría en otros proyectos y sostiene que el Palacio Episcopal merece la consideración de edificio plenamente gaudiniano. «El hecho de que Gaudí abandonase la dirección antes de terminarlo ha hecho que no se le otorgue la categoría de otros suyos, pero investigando y adentrándote en él descubres que tiene más de Gaudí de lo que se pensaba».

Investigación

Virginia González Rebollo comparte así el propósito del congreso de animar a los investigadores a sumergirse en los muchos aspectos por estudiar del palacio. Mucho más ahora, con espacios recuperados en la restauración de los que hasta ahora apenas tenían noticias ni los expertos. Los trabajos realizados en lo que fue la vivienda del casero han permitido recuperar ese espacio como lo concibió Gaudí, con la supresión de las dependencias domésticas añadidas y un falso techo. También se han rehabilitado tres entreplantas y el bajo cubierta, que ahora permite apreciar «el sistema de bóvedas, tanto del salón del trono como del despacho del obispo, de una forma que hasta ahora tampoco se percibía».

Estos «nuevos» elementos también serán accesibles próximamente al público en un palacio que es también Museo de los Caminos, como un valor añadido al fundamental, el de la arquitectura de quien fuera el principal representante del modernismo catalán y que levantó en Astorga con granito del Bierzo uno de sus edificios más peculiares, mezcla de mansión burguesa, templo y castillo.

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