Artes&Letras / Teatro
«Los entremeses de Juan Rana son los bisabuelos del sketch»
Ron Lalá rescata en una comedia al célebre comediante de Tudela de Duero: «Esta historia llevaba esperándonos casi veinte años», asegura su director, Álvaro Tato
Con sus compañeros de Ron Lalá, Álvaro Tato firma otra obra marca de la casa, humor en verso clásico entre tanquillos, rumba, pasodoble chirigotero, candombe... (con el sello de su director musical, Miguel Magdalena, que además interpreta a Juan Rana).
¿En qué momento ve que Juan Rana merece por sí solo una obra?
En la Universidad, al estudiar el Siglo de Oro descubrí que hay todo un mundo que prácticamente no se conoce y no se ha contado, aunque esté muy explorado en los grandes autores. Esta historia nos llevaba esperando a Ron Lalá casi veinte años. Cuando lo descubrí me fascinó esa manera de reírse de la autoridad y de sí mismo. Estaba flotando desde hace muchos años en nuestra imaginación, para reivindicar esa figura y ese mundo. Sentimos que los entremeses de Juan Rana son como los bisabuelos del sketch y del humor español. Se interponían otros proyectos, pero al final los astros se alinearon. Cuando la Compañía Nacional, con nuestra querida Elena Pimenta, nos propuso una tercera coproducción después del Quijote y de Cervantina decidimos que era el momento de reivindicar a Juan Rana y de llevarlo por toda España.
¿Se conocen tantos datos de otros actores de la época o este caso es especial?
-Es el comediante del que más datos conservamos si lo comparamos con otro artista escénico de la época. Tenemos las actas bautismales, los entremeses, los documentos de su entrada en la Cofradía de la Novena, un memorial que sacamos en escena que escribió en verso a Mariana de Austria y la memoria de que fue preso por puto... Muchos datos biográficos que nos permiten reconstruir, entre muchas lagunas, la vida de Juan Rana y su entorno. Y algo único en España, tenemos libros que tratan sobre los comediantes y nos cuentan cómo era ese teatro.
Llama la atención la identificación entre Cosme Pérez y Juan Rana, que al actor se le citase en los repartos con el nombre artístico para papeles diferentes. ¿Cuáles serían los clichés comunes en todos esos personajes?
Juan Rana es un contenedor, es un nombre en el que cabe todo. Es como Charlot, que evoca la torpeza, la inocencia del clown, pero puede ser bombero, astronauta, conductor de carros... En su época, Juan Rana representaba esa misma condición. Es el bobo heredado del teatro medieval y renacentista. Su gran papel fue el de alcalde bobo, con la particularidad de una enorme sátira social no solo hacia el poder, sino hacia todos los estamentos. Juan Rana es muchas cosas. De hecho, el juego era ese. La gente muchas veces iba al corral de comedias a ver qué era Juan Rana en esa ocasión. Es un personaje fascinante en nuestra cultura y nos hace pensar de otra manera el Siglo de Oro, que no es solo, como se ha dicho, favorable al poder o a los valores de la Contrarreforma.
¿El personaje les ha venido como anillo al dedo para hablar precisamente de ese asunto siempre de actualidad de los límites del humor?
Sí, nos lanzamos a esta aventura enamorados de Juan Rana, de su mundo y de los clásicos, pero de fondo late ese tema. La pregunta sobre los límites del humor es un asunto candente que a los que nos dedicamos al humor nos inquieta y nos preocupa. Sentimos que ha habido un retroceso desde ese espíritu de humor humanista de Cervantes, cada vez hay que hablar con más delicadeza de ciertas cosas.
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