Enrique Rivero - Tribuna abierta
Cuando te vas del Congreso - II (de momento)
«...Nadie te dice 'que seas feliz' ni que 'te olvidarás de lo que fué', porque ya lo has sido teniendo el privilegio de representar a los españoles en general»
![Enrique Rivero: Cuando te vas del Congreso - II (de momento)](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2019/10/09/pleno-congreso3-U3089245233840E--1248x698@abc.jpg)
Cuando te vas del Congreso -de momento-, ni «lo dejas» -el escaño-, ni lo «abandonas». Porque para «dejar» el escaño tendría que haber sido «tuyo» y nunca lo fue (los escaños son de todos los españoles y, como mucho, de las provincias respectivas, pero nunca de las personas aunque se dan muchos casos que lo parecerían por las décadas transcurridas).
Cuando te vas del Congreso, eres consciente de cuánta responsabilidad ha recaído sobre tus espaldas como representante público, y se multiplican las ganas de seguir trabajando por los españoles, con la humildad que te confiere volver a trabajar plenamente a pie de tu provincia.
Dejas de madrugar (para ir a Madrid) cuando te vas del Congreso -de momento-, a pesar de lo cual no dejas de levantarte temprano, sobre todo si vuelves a tu vida habitual y profesional y decides compaginarla con las labores de apoyo al proyecto y preparatorias de la siguiente cita electoral, de lo todo lo cual les seguiré dando cuenta en su momento.
Pero una vez has acudido a presentar la documentación final -fundamentalmente, la actualización de las declaraciones de bienes e intereses- desaparecen de tu rutina semanal el viaje matinal en tren hasta Chamartín, el ritual de acceder a las máquinas expendedoras de RENFE para validar el billete combinado de Cercanías, el descenso al andén correspondiente para coger el siguiente en dirección Atocha y la llegada a Sol previa parada en Nuevos Ministerios; ya no sales mochila en ristre por las escaleras mecánicas hasta acceder a esa Puerta donde acamparon muchos idealistas de distinto signo y condición entre el 15 de mayo y el 12 de junio de 2011, y todavía hoy siempre está pasando algo, ni desciendes hacia la Carrera de San Jerónimo pasando por la glorieta de Canalejas , cuyas obras han venido avanzando desde abril al mismo ritmo desigual de la frustrada formación de gobierno y, a este paso, pueden estar concluidas antes; ni pasas por el hostal donde harás noche si es necesario para dejar la maleta, ni llegas por Cedaceros saludando a los ujieres y policías nacionales del acceso (o por San Jerónimo, mostrando discretamente la acreditación y agradeciendo una vez más a quienes confiaron en nosotros el privilegio de prestar servicios al poder legislativo nacional).
Cuando te vas del Congreso -de momento- nadie te dice «que seas feliz» ni que «te olvidarás de lo que fué», porque ya lo has sido teniendo el privilegio de representar a los españoles en general, y eso es inolvidable, suceda lo que suceda.