SANIDAD

Las enfermeras piden uniforme propio para que los pacientes las distingan

Satse inicia una campaña para que se conozca y valore la profesión sanitaria

Mercedes Gago, en el centro, y representantes de Satse, este pasado lunes en Valladolid F. HERAS

M. ANTOLÍN

A menudo el color blanco de los uniformes de todos los profesionales sanitarios hace que los pacientes no puedan distinguir a las enfermeras de los médicos, pero tampoco de los auxiliares e incluso de los celadores. Por eso, el colectivo enfermero pide un uniforme propio -que podría ser de un color distinto a los demás- para que las personas que acuden al hospital puedan diferenciarles. Este cambio en el vestuario de trabajo no es una novedad, ya existe en regiones como Cantabria, Madrid o País Vasco, pero tampoco sería ninguna innovación en la región. Y es que ya se hizo durante un tiempo, pero dejó de llevarse a cabo esta medida alrededor de 2003 cuando la Junta de Castilla y León comenzó a usar el sistema de centralización de las compras.

La petición fue lanzada ayer por la secretaria general del sindicato Satse en la Comunidad, Mercedes Gago, quien consideró que es fundamental que «el paciente sepa a quién se está refiriendo» cuando acude a un centro hospitalario. La líder de la organización hizo esta reflexión durante la presentación de un manual de estilo para administraciones y medios de comunicación, cuya misión es desterrar los tópicos sobre la profesión, dar a conocer su labor y dónde la pueden desarrollar, entre otros asuntos.

El 30% son hombres

«Mucha gente sigue pensando que se trata de una profesión femenina, cuando actualmente el 30 por ciento son hombres», aseguró. Pero, además, aún persiste la idea de que se trata de una labor «auxiliar» que está «supeditada» a la del médico, dijo Gago. Sin embargo, la realidad, según explicó, es que los enfermeros pueden «diagnosticar» y poner un «tratamiento» asociado a los cuidados que desempeñan.

Pocos saben, «quizá ni el propio gremio», que en los aeropuertos, en los colegios y en las bases militares también trabajan enfermeras y hay incluso quien desconoce que se trata de una titulación universitaria que cuenta con seis especialidades propias o que deben enfrentarse a un examen para ocupar las plazas de enfermeros internos residentes (EIR), al igual que los médicos deben superar la prueba MIR.

El fin de los estereotipos sexistas y retrógrados es otra de las misiones de la campaña que ha emprendido el sindicato, que además solicita que aquellos disfraces de enfermera que no se ajustan a la realidad y son ofensivos sean retirados del mercado.

Buscan, por otro lado, hacerse con un reconocimiento social que nunca han tenido, explicó Mercedes Gago. «Hemos tenido que salir a Europa para que se nos valore», subrayó. Y es que en el viejo continente los enfermeros españoles son reconocidos por su «formación muy avanzada» y por su nivel profesional.

A través de 2.000 ejemplares del manual de estilo que se distribuirá a los medios, administraciones y asociaciones, el sindicato dará a conocer la labor de los 8.000 profesionales que forman el sector en la región.

Las enfermeras piden uniforme propio para que los pacientes las distingan

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