Fernando Conde - Al pairo
Emprendedores y empresarios
«Por desgracia, el celo excesivo y la burocracia absurda provocan que muchos empresarios que un día fueron emprendedores se limiten ya sólo a lo primero»
Se supone que de los primeros nacen los segundos; y que los segundos son el pilar que sustenta la economía y genera eso que Adam Smith, el padre de esta ciencia, llamó la riqueza de las naciones. Por eso un buen parámetro para medir el estatus económico de un país consiste en hacer recuento del número de empresarios y de su capacidad como tales. En ese sentido, España, con ser la patria del empresario más importante del mundo, no destaca. Y tampoco lo hace, salvo por alguna honrosa excepción, nuestra comunidad. Quizá la explicación más inmediata resida en la influencia brutal que ha ejercido históricamente el modelo estatalista francés en toda nuestra configuración como país. Durante décadas -o siglos- la empresa más atractiva para el trabajador español ha sido el Estado y sus ramificaciones.
Pero, desde hace algunos años, las distintas administraciones públicas han apostado por el llamado «emprendizaje» como uno de los ejes fundamentales de su política económica. Tal vez persuadidas de que un país de funcionarios está irremisiblemente abocado al desastre, han puesto toda la carne en el asador para que los jóvenes hagan del verbo emprender todo un catecismo. Pero esta realidad se compadece mal con la persecución múltiple que sufren a diario muchos de los empresarios actuales por parte de las propias administraciones. Bien está que la administración ejerza su papel regulador y de control, pero lo que no puede admitir el sistema es que esa regulación (leyes y normas a menudo se contradicen) y ese control se conviertan en un muro, cuando deberían ser sólo los arcenes limitadores de un camino expedito. Por desgracia, el celo excesivo y la burocracia absurda provocan que muchos empresarios que un día fueron emprendedores se limiten ya sólo a lo primero. Es necesario animar a emprender, pero sin hacer de la meta un abono crónico al dolor de cabeza.