Efectos Colaterales

Del error o imprudencia de Rosa Valdeón se ha escrito mucho y bien en estos días. Una vez más, no obstante, diré que le honra la coherencia, signo de honestidad e inteligencia. Quedan ahora las consecuencias de la dimisión y su carácter ejemplar, calificativo para un hecho normal, que adquiere esa rimbombancia por la desvergüenza de la clase política de este país que no da un paso atrás ante fracasos o escándalos. Extraña que no abandone su escaño, aunque dice quien la conoce, que esa era su intención, revocada por consejo de terceros. Y sorprende porque en 72 horas podía haber desaparecido del foco mediático y ahora con su juicio pendiente del Tribunal Superior de Castilla y León el caso coleará en ambientes políticos y medios, para su incomodidad y la del PP. Un ejemplo el de su propio partido en Zamora, crítico por no abandonar el escaño, que muestra las costuras mal cerradas del PP, de las luchas por el poder que aflorarán en el congreso regional y de mal estilo.

Otra consecuencia, los movimientos de Juna Vicente Herrera que son urgentes y agobiantes para un político que gusta resolver con tiempo, pensando a largo y al que rompen su estrategia. El tercer efecto del ansioso Tudanca. Sin tiempo y con discurso carroñero se apresuró a pedir la dimisión, en una muestra más que para él no reza lo que salió de fuentes de Óscar López en el whatsapp YoconPedroSánchez: «Tenemos que ser listos, inteligentes ya lo somos» (ni lo uno ni lo otro). De esta forma, le dejó el campo libre a la número dos, Ana Sánchez, para valorar la decisión. El adlátere de Ferraz en la Comunidad, el domingo irrumpió de nuevo y no es consciente de la inutilidad de su discurso hoy y de la necesidad de medir los tiempos en política (le faltan tantos hervores).