«Echo de menos ver a los vecinos cuando entro en sus portales»

La llegada del coronavirus a Castilla y León ha roto las rutinas de cualquier profesión. Algunas han frenado su actividad y otras, como la de Begoña Rodríguez, cartera de Correos , se han visto modificadas. «Han reducido la plantilla al 50 por ciento y desde que se decretó el estado de alarma trabajo en días alternos», explica. También ha perdido una de las esencias de su día a día: «Echo mucho de menos el contacto con los vecinos cuando entro en sus portales». Las calles, vacías, «no tienen gente transitando por ellas como en una situación normal» . Cuando lleva una carta a un portal tampoco se encuentra con los vecinos.

«Están encerrados en sus viviendas y muchos no se dejan ni ver», apunta. Aunque su trabajo diario se ha visto perjudicado por el Covid-19, su estrategia no ha cambiado en absoluto. «Sigo llamando al cabo del día a muchos timbres, entro en diferentes edificios, pero es muy difícil encontrarte con alguien ». El poco contacto que Correos tiene con sus clientes es cariñoso. «Responden con educación y muchos te dan las gracias por el servicio que prestas», asegura.

Ni una pandemia mundial ha evitado que Begoña se pierda ni una sola jornada de su trabajo. Su empresa, desde el primer día, les explicó qué medidas tenían que tomar : «Ante todo respetar la distancia de seguridad de dos metros, utilizar los EPIS y los geles hidroalcohólicos y evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca». Pero piensa que no se ha tratado bien a su sector. Begoña no está contenta. « Han tardado en torno a 15 días en traernos los EPIS y hemos estado trabajando todo ese tiempo sin seguridad , con riesgo de contagiarnos y de contagiar al resto», afirma. Tampoco les han realizado test. «No entendemos por qué a nosotros no nos hacen pruebas». Trabaja preocupada y asegura que no quiere que su familia se contagie y «en especial mi madre, que forma parte del grupo de riesgo».