Fernando Conde - Al pairo

EBAU y PSCL

«En tanto en cuanto no se solucione la estupidez asimétrica de acceder a una universidad única por diecisiete vías diferentes y desiguales, bien está facilitar a los nuestros la posibilidad de ser felices con lo que les guste»

ICAL

Imagino que todos estos años precedentes la frustración habrá sido enorme para muchos alumnos de Castilla y León. Si bien el informe PISA los convertía en integrantes meritorios del dream team estudiantil a nivel mundial, una absurda concepción de la prueba de acceso a la universidad, la famosa y tan en liza EBAU, los condenaba a no transitar por el camino deseado. Dice el informe PISA que, si Castilla y León fuera un país -eso que pretende inútilmente ser Cataluña, con el apoyo del ambicioso e inmoral Sánchez-, ocuparíamos el octavo lugar del mundo, que se dice pronto, en educación . El dato es para sacar pecho y pavonearse sin miramientos ante el resto de comunidades autónomas. Y especialmente ante aquellas que han mentido a sus ciudadanos diciéndoles que el modelo de inmersión lingüística, caso de Baleares, Valencia, Cataluña y, en buena medida, País Vasco, es un modelo de éxito. ¡Y una higa!

Lo cierto es que la educación en esta comunidad nuestra es una de las puntas de lanza de la acción de gobierno. Al menos en ese terreno, las cosas se han hecho bien durante décadas. El éxito, salvo en esos talentshow televisivos, no es nunca fruto de un día. Y en cierto modo es loable y coherente que hasta ahora los profesores de Castilla y León concibieran las pruebas de la EBAU de acuerdo al nivel exigido y demostrado en las aulas castellano y leonesas a lo largo del curso. Sin embargo, el hecho de tener un sistema de acceso a la universidad basado en el distrito único, pero con diecisiete pruebas de acceso diferentes y de diferente nivel -a todas luces un auténtico despropósito-, ofrecía ventajas competitivas a los mediocres en perjuicio de los buenos, léase los alumnos castellano y leoneses. Por eso es una medida como mínimo inteligente la de rebajar el nivel de exigencia en la EBAU en Castilla y León. En tanto en cuanto no se solucione la estupidez asimétrica de acceder a una universidad única por diecisiete vías diferentes y desiguales, bien está facilitar a los nuestros la posibilidad de ser felices con lo que les guste y colmar así las expectativas de una vocación. Es un buen remedio «casero».

Sin embargo, lo que ya no se entiende tan bien es el que el PSCyL se haya puesto y se ponga de perfil a la hora de defender a los alumnos castellano y leoneses. Muchos de los cuales, además, entran en el bombo electoral justo al mismo tiempo que hacen la EBAU. Resulta poco inteligente que el PSCyL no quiera jugar a esa lotería . Aunque, quizá eso explique por qué a ellos la lotería, en Castilla y León, nunca les toca.

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