«Es duro cuando el familiar te pide información de un enfermo y no se la puedes dar por las circunstancias»
Desde que comenzó la crisis, Javier Castañón, capellán del Hospital Río Hortega de Valladolid, ha visto como los distintos protocolos que se han sucedido le han restringido cada vez más las visitas a los enfermos, permitidas ahora sólo en «casos excepcionales». Él sigue esperanzado y tranquilo por estar en un sitio donde «hay verdaderos héroes»
-¿Cómo está siendo su día a día?
-Es una mezcla de sentimientos. Por una parte, preocupación por la situación, sobre todo en esta semana de tantos fallecimientos y saturación de enfermos, y viendo el cansancio de médicos, enfermeros y celadores, pero por otra parte también muy esperanzado y orgulloso de trabajar en este hospital y ver la profesionalidad de estos compañeros, capaces de desarrollar su trabajo de manera admirable.
-¿Qué le está resultando particularmente difícil?
-Para mí lo más duro es cuando recibimos alguna llamada telefónica o alguna carta de familiares de enfermos pidiendo que nos informemos de su situación y hay que decirles que también nosotros tenemos restringidas las visitas salvo casos muy excepcionales. Eso es muy duro porque ellos están buscando ayuda y a veces te ves incapaz de ofrecérsela. Entablamos con ellos una especie de diálogo pastoral o conversación alentándoles, recordándoles que el número de altas está subiendo y que cuenten con nosotros, nuestra cercanía y nuestra oración.
-¿Cuál y cómo es su contacto con los enfermos?
-Desde que empezó la crisis la situación ha ido cambiando cada semana, e incluso de día en día. Como protocolo no podemos visitar a los enfermos salvo que ellos nos llamen y estén en una situación que lo podamos hacer con cierta seguridad tanto para ellos como para nosotros, o que algún familiar haya pedido para ellos los últimos sacramentos. Esto quien lo valora es desde control de enfermería. Si se da una de estas situaciones, nos llaman, nosotros vamos y ellas nos ayudan a protegernos.
¿Y sigue pudiendo de alguna manera entregar las cartas de ánimo que le llegan para los enfermos?
- Lo que hacemos es llevárselas al control de enfermería y ellas son las encargadas de hacérselas llegar. Esta iniciativa partió de Madrid y primero se hacían llegar a los enfermos en general, pero nosotros tratamos ahora de que sean personales.
-¿Cuenta con alguna ayuda en su labor?
-Cada día estamos alguno de los compañeros y también nos llevamos trabajo a casa. Normalmente teníamos la ayuda de voluntarios, pero la mayoría son personas mayores y no es lo más conveniente que estén en el hospital. Nuestra principal ayuda ahora son los médicos, las enfermeras, el personal de administración, de limpieza, la gerencia... Ellos están por la labor de salir adelante.
- ¿Y este personal también requiere ahora de su apoyo?
-También nos reclama. Hace poco una enfermera nos preguntó que si le podíamos hacer llegar una estampa de San Roque, patrón de los enfermos, y por supuesto que se la hicimos llegar. Eso es lo que les decimos. Seguir contando con nosotros para lo que necesitéis. A veces nos piden recibir la comunión o simplemente hablar un rato con nosotros.
- ¿Con qué ánimo ve a los sanitarios esta semana?
-Es un personal profesional, que está haciendo muy bien su trabajo a pesar de las circunstancias, están muy cercanos a los enfermos y creo que cansados, pero con un ánimo muy fuerte.
-¿Y usted, tranquilo o con temor?
-Tranquilo, sí. Precisamente hoy he escrito una carta a los compañeros del hospital, y lo primero les he dado las gracias por el ejemplo que me están dando de solidaridad, profesionalidad y valentía. Estoy en un sitio donde hay verdaderos héroes y a mí eso me transmite mucha tranquilidad. Constantemente pido por ellos para darles fuerza, ánimo.
- Y al resto de la sociedad, ¿algún mensaje que le gustaría trasladar?
-Como sacerdote y como creyente mi mensaje es totalmente de esperanza. A pesar de la dificultad, está floreciendo en toda la sociedad un clima de solidaridad, fraternidad, ayuda y ánimo mutuo tremendo. Hay motivos para la esperanza, por supuesto que vamos a salir de ésta.
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