Donde las dan...

Donde las dan las toman. Sánchez ha seguido el guión esperado: ejecutiva de devotos y purga de críticos, para escribir una nueva página que, en su comienzo, no se teje con acierto ni en el fondo ni en las formas. Para el análisis de la nueva ejecutiva, basta leer los discursos y aplicar el refrán dime de lo que presumes (experiencia y eficacia) y te diré de lo que careces (ideas y trayectoria para puestos relevantes). Pero Pedro, otra vez ensimismado, ha premiado la devoción a la inteligencia, y prefiere el caudillismo: séquito de obedientes acólitos, en vez de liderazgo entre iguales o personas que aporten ideas por su preparación. Pasado lo emocional, el tiempo dictará sentencia en el difícil equilibrio entre radicalización y centralidad.

Tudanca saldrá a hombros del congreso regional, después de colocar a diez del PSCL en distintos órganos del PSOE. Fiel vasallo estará en el cargo el tiempo que le convenga a Sánchez. Basta leer su discurso de apertura del Congreso para comprobar las carencias. Nadie se mostrará en desacuerdo con los enunciados (ni a la derecha ni a la izquierda), pero pobre, lastimosamente pobre, resultó la argumentación, más propia de la política de la pancarta, que de la razón. Pero en esta Comunidad, en dos años, ya ha mostrado su capacidad. Ni conoce la región, ni le interesan los problemas y las soluciones, ni ocupa un espacio de izquierda: ni preparación, ni estudio, ni liderazgo. La estrella emergente se llama Puente: comunica bien. Como alcalde de Valladolid ha sabido vender humo, con el beneplácito del PP. Los logros, magros; los proyectos a medio plazo de interés para vertebrar Valladolid, inexistentes; pero se equilibran, en la posición a corto, con política de proximidad y de gestos.