Una doble lucha contra el virus
Más de 3.000 sanitarios se han contagiado por Covid-19. La mayoría está ya de alta y, tras haber batallado contra la enfermedad de forma individual, volvieron al trabajo
![Elena García y Gonzalo Ibáñez en sus puestos de trabajo tras superar el COVID](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2020/06/21/Imagenelena-garcia-kK1D--1248x698@abc.jpg)
Se han enfrentado cara a cara con el coronavirus y su cercanía al enemigo en el campo de batalla ha supuesto que muchos de ellos fueron contagiados. Los sanitarios han sido uno de los colectivos más afectados por el Covid-19, un adversario desconocido al que se tuvieron que enfrentar desde sus puestos de trabajo para proteger a los pacientes, pero también, en algunos casos, desde la cama de un hospital o desde sus propios domicilios cuando contrajeron la enfermedad.
En total, 4.250 personas que desempeñan su labor en centros asistenciales de la región han sido alcanzados por el virus en los últimos tres meses, de ellos l a mayoría son enfermeras (1.389), médicos (970) y auxiliares (786) . Pero también ha golpeado a administrativos, celadores, fisioterapeutas y otros técnicos. Más de 3. 900 profesionales ya han recibido el alta y vuelven a pelear contra una pandemia que, por fortuna, ya ha perdido fuerza en Castilla y León, pero que recuerdan como uno de los momentos más duros y difíciles de su trayectoria.
Dentro de las filas del «ejército sanitario», el grupo con más positivos ha sido el de las enfermeras que, como Elena García, adaptaron su trabajo y se armaron para luchar en las denominadas «plantas Covid» de los hospitales. Desde el Hospital General de Segovia, uno del los que más casos ha atendido, ella se sumó a la contienda. Su lugar de trabajo es la segunda planta, la de Urología, Otorrinolaringología y nefrología, pero a medida que el virus iba avanzando, el hospital iba destinando plantas íntegramente a los pacientes con Covid. «Se empezó de arriba abajo, llegó a la segunda en el ala derecha, la mía, y en algún momento todo se trasformó para combatir al virus», reconoce Elena que tras varias semanas de baja, en las que la fiebre no remitía a lo largo casi un mes, hace dos que se incorporo de nuevo a su puesto .
Un esfuerzo «de todos»
«Nos tuvimos que reciclar para el Covid de la noche a la mañana, como toda España», recuerda. Y después de varios días trabajando «a tope» en el peor momento de la crisis sanitaria - «hubo un momento en que nos ingresaban siete personas y morían tres, no sabes lo que es eso» , rememora-, se contagió. «Yo no puedo decir que me hayan faltado equipos de protección ni material», asegura, antes de explicar que al principio todo «fue nuevo» .
«Hemos hecho todo lo que hemos podido, con el esfuerzo de todos los que trabajan en los hospitales, pero con casi 52.000 sanitarios de baja en toda España deberíamos preguntarnos qué ha pasado. La peor parte nos la hemos llevado los sanitarios», plantea. «Creo que muchos nos contagiamos en esos primeros días de incertidumbre» , indica una vez superada la enfermedad a la que se enfrentó en su casa. Tras la fiebre llegaron más secuelas que han hecho que haya estado más de dos meses de baja. «Me dejó la analítica muy alterada, unos dolores tremendos, sarpullidos y también faringitis», explica al recordar una convalecencia en la que pasó «mucho miedo». Temor por todo lo vivido en el hospital: «Había días de 50 ingresos diarios en urgencias, pacientes que empeoraban en nada y eso que no entraban muy mal, compañeros ingresados en la UCI. Hemos luchado muchísimo para que la gente no se nos muriera, pero algunos morían».
Una terrible experiencia que también ha vivido en primera persona Gonzalo Ibáñez, el jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Río Carrión de Palencia. El virus le atacó casi al principio, el día 23 de marzo comenzó a sentirse mal, dio positivo, y, por suerte, pudo pasar la enfermedad aislado en su domicilio. «La primera semana tuve fiebre, malestar y también mentalmente estuve mal, porque todo estaba en pleno auge. Me llevé a mi casa el ordenador para ayudar en todo lo que pudiera» , recuerda.
Ya el día 8 de abril se reincorporó, porque aunque el virus te deja el cuerpo «tocado, sin mucha fuerza», lo urgente era hacer frente a una pandemia que entraba al hospital sobre todo por el servicio que dirige Allí también se infectaron otros dos compañeros médicos, dos enfermeras y una auxiliar. «Hemos tenido dos meses, marzo y abril porque mayo ya ha sido mejor, que han sido tremendos por cómo venían los pacientes y la afectación que traían» .
La experiencia «más dura»
No sabe cuándo ni en qué momento se contagió, eso ahora ya no importa. «Sí ha habido medios, fueron mejorando también con el tiempo porque a mediados de marzo nadie pensaba que esto fuera a tener tal alcance. Hemos ido aprendiendo a la vez que avanzaba la enfermedad», relata. Sin embargo, lo que tiene claro es que el sector de los sanitarios ha sido uno de los «más castigados» y eso tiene que servir de «experiencia para que no vuelva a ocurrir nada del mismo tipo».
Y, precisamente, gracias al esfuerzo de esos profesionales el hospital de Palencia no llegó a colapsar en los momentos más difíciles. «Ha habido cooperación entre todos los servicios, todos han echado una mano» en una situación que Gonzalo Ibáñez no duda en asegurar que ha sido la «más dura» de su trayectoria. «Ahora tiene menos virulencia, pero cuando empezó había datos espeluznantes , además conocíamos muy poco sobre la enfermedad, había mucha incertidumbre y miedo al contagio», indica.
Pero, pese a que ya empieza a verse la luz al final del túnel, los sanitarios insisten en que hay que seguir teniendo respeto al virus y mantener las medidas de seguridad si se quiere prevenir el temido rebrote. «Hay mucha gente que lo está haciendo bien, pero cuando ves a grupos de personas sin mascarilla, piensas que pueden tirar por la borda todo lo que hemos conseguido y eso a los sanitarios nos pone un poco de mal humor», expresa el médico de Urgencias.